Se enriquecen automotrices a costa de obreros mexicanos
Ciudad de México.- En una ceremonia en la Residencia Oficial de Los Pinos, el director general de BMW, Harald Krüger, se comprometió a invertir mil millones de dólares en la construcción de una fábrica en San Luis Potosí, que emplearía a mil 500 trabajadores. Para conmemorar la ocasión, regaló al presidente, Enrique Peña Nieto, un modelo de un automóvil de carreras plateado de BMW.
El fabricante alemán de automóviles abrió su propio regalo dos días antes: un contrato laboral firmado por un representante estatal de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), avalado por un funcionario de la Secretaría del Trabajo. El documento, visto por Bloomberg, establece un salario inicial de un dólar por hora y un salario máximo de 2.53 dólares para trabajadores de la línea de ensamblado.
La tarifa inicial es sólo un poco más de la mitad de los 2.04 dólares la hora que es el promedio en las plantas automovilísticas mexicanas, dijo Alex Covarrubias, profesor de la Universidad de Sonora en Hermosillo.
La documentación fue presentada dos años antes de que BMW empezara a construir la nueva planta, que producirá sedanes de la serie 3. Cuando los trabajadores entren a la fábrica, en algún momento del próximo año, es muy probable que la mayoría no sepa que pertenecen a un sindicato.
Los llamados contratos de protección -acuerdos negociados entre una empresa y un sindicato que no representa legítimamente a los trabajadores- son ilegales en Estados Unidos y Alemania. Pero Lance Compa, conferencista sénior de la Escuela de Relaciones Industriales y Laborales de Cornell, dice que son procedimientos operativos estándar en México, donde los acuerdos se establecen fábrica por fábrica en lugar de colectivamente para toda la empresa o industria.
México atrae con bajos salarios
Para los expertos los contratos de protección son la principal razón por la que en el sector automotriz se han estancado en los últimos años, a pesar de una nueva ola de inversiones de fabricantes extranjeros y más recientemente de armadoras alemanas y japonesas.
Los jefes sindicales y políticos de México están más interesados en mantener a las empresas felices que en elevar el nivel de vida de los trabajadores, sostiene Covarrubias. “Los contratos de protección son una forma de mantener los salarios artificialmente bajos”, dijo.
Desde 2010 los fabricantes de automóviles han anunciado inversiones por 24 mil millones hasta 2019, mientras que los fabricantes de autopartes han comprometido otros 3 mil millones de dólares, de acuerdo con el Centro de Investigación Automovilística en Ann Arbor, Michigan.
Las empresas a menudo citan los acuerdos comerciales que México ha firmado con 45 países como la razón clave por la que quieren tener plantas en el país.
Los ejecutivos del sector automovilístico rara vez dirán que eligieron a México porque sus trabajadores están entre los más baratos del mundo.
Los empleados mexicanos de la línea de ensamblado ganan alrededor de una décima parte de lo que ganan sus homólogos estadounidenses.
Ajustados por productividad, los salarios base de los trabajadores de plantas que fabrican equipo de transporte subieron 20 por ciento en México entre 2006 y 2016, según cálculos de Boston Consulting Group Inc; en cambio, en China aumentaron 157 por ciento en el mismo lapso.
(Con información de El Financiero)