PRI genera violencia en estados donde perdió
El contubernio de los gobiernos emanados del PRI con el crimen organizado está más que demostrado (por lo menos) en los casos de Veracruz, Tamaulipas, Coahuila, Durango, Quintana Roo, Chihuahua y Nayarit, a grado tal que, ante el deterioro de la imagen del tricolor, su dirigente nacional Enrique Ochoa Reza pretende deslindarse de ex gobernadores y narcofiscales.
La sola afirmación de Ochoa Reza de que con “los azulillos la inseguridad incrementó hasta 40 por ciento o más” en los estados donde el PRI solía gobernar, evidencia al mismo tiempo que bajo los gobiernos priistas mantenían acuerdos con los delincuentes y que ahora, el mismo tricolor pretende desestabilizar a los mandatarios panistas recurriendo a la violencia.
“A nuestros adversarios azulillos no les gusta que hagamos comparaciones, pero se tienen que hacer. ¿Cómo le ha ido a Chihuahua con el gobernador azulillo (Javier) Corral? La inseguridad se ha duplicado. ¿Cómo le ha ido a Tamaulipas con un gobernador azulillo?
¿Y a Durango, con un gobernador azulillo? En poco tiempo se han incrementado los delitos en 40 por ciento o más”, aseguró durante un mensaje a los militantes, acompañado por el candidato a gobernador. No podemos permitir que eso suceda en Coahuila”, señaló.
El cinismo del PRI no conoce límites.
Además, los gobernantes priistas pretenden apropiarse de los logros del Estado mexicano aduciendo que los programas sociales, pero cuando la corrupción e impunidad rebasan los límites de la complicidad y la secrecía, entonces, raudo y veloz, el señor Ochoa Reza declara (sin que se haga efectivo) el deslinde de los gobiernos y gobernantes emanados de su partido.
Todo mundo sabe que uno de los grandes beneficiados de los gobiernos federales, estatales y municipales han sido los propios dirigentes del tricolor en sus respectivas delimitaciones, así que si se investiga un poco se podrán encontrar los vínculos entre la misma delincuencia organizada y las dirigencias priistas.
