Mueren 11 personas en disturbios por fraude electoral en Kenia
Nairobi. Al menos 11 personas murieron en Kenia desde al anuncio el viernes por la noche de la reelección del presidente Uhuru Kenyatta, un resultado que la oposición denunció como una «farsa» advirtiendo que no se dejará «intimidar» y que tampoco va a «ceder».
Tan pronto como la Comisión Electoral comunicó la reelección del líder de 55 años, para un segundo mandato de un lustro, estallaron disturbios en los bastiones de la oposición.
Hace diez años, más de 1 mil 100 personas murieron y 600 mil abandonaron sus hogares en dos meses de enfrentamientos tras la reelección de Mwai Kibaki.
Desde el viernes en la noche, ocho cadáveres han sido llevados a la morgue de Nairobi provenientes de los suburbios de la capital, según una fuente policial.
«Los cuerpos provenientes (de los suburbios) de Mathare, Kibera y Kawangware son ocho desde la noche pasada y fueron transportados a la morgue de la ciudad», indicó, bajo condición de anonimato, un funcionario policial.
Siete de los muertos presentan impactos de bala. El cuerpo de una niña que murió el sábado por la mañana en Mathare debía también ser recuperado, añadió.
Según un recuento, el balance de víctimas mortales en los enfrentamientos postelectorales se eleva a 11 personas.
La cifra incluye un hombre fallecido en el condado de Kisumu, en el oeste de Kenia, y otro muerto en la ciudad de Siaya, en el suroeste del país.
Luego de que les habían robado la victoria, los partidarios de la oposición desataron su ira en el oeste del país y en barrios pobres de Nairobi como Kibera, Mathare o Kawangware.
En Kisumu, en el oeste del país, «tenemos a una persona muerta y otras cuatro ingresadas en el hospital con heridas de bala», declaró a la AFP Ojwang Lusi, responsable de salud del condado.
«No sabemos por qué disparó la policía», lamentó Truphena Achieng, cuyo hermano resultó herido.
En el condado vecino de Siaya, un alto responsable policial confirmó la muerte de una persona. «No hemos logrado recuperar el cuerpo de ese chófer de mototaxi debido a la resistencia de los manifestantes».
En Nairobi, en el barrio de Mathare, una niña de nueve años murió por disparos el sábado, y la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció haber atendido a 19 heridos desde el viernes por la noche en la misma barriada.
‘Trabajar juntos’
Tras la oficialización de la victoria de Kenyatta, se observaron escenas de júbilo en las zonas fieles a su partido Jubilee.
Con el 54,27% de votos, Kenyatta, que dirige el país desde 2013, había tendido la mano a su principal rival Raila Odinga (44,74%) el viernes por la noche, en su discurso a la nación.
«Debemos trabajar juntos (…) debemos hacer crecer este país juntos», declaró, pidiendo a la oposición que no «recurriera a la violencia».
Los disturbios actuales no significan que el país se dirige hacia un conflicto similar como hace 10 años. Aunque si muestran viejas divisiones tribales, que de momento están circunscritos a los bastiones de la oposición.
El contexto político también es distinto: tras los comicios de 2007, la mayoría de los enfrentamientos opusieron a los kibuyu de Kenyatta a los kalenjin, dos etnias que son aliadas hoy en día. De hecho, el vicepresidente William Ruto es un kalenjin.
El sábado la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, felicitó a Kenyatta por el resultado.
Durante la jornada la misión de observadores del ELOG, que desplegó a 8 mil 300 personas para realizar conteos paralelos y observar el desarrollo de las elecciones, publicó un comunicado respaldando los resultados.
‘Farsa total’
La oposición denuncia unas elecciones empañadas por fraudes masivos. «Creo que todo esto es una farsa total, es un desastre», declaró el viernes James Orengo, uno de sus principales dirigentes.
Pero los opositores descartaron recurrir a la justicia, a diferencia de 2013, cuando Odinga acudió ante el Tribunal Supremo para denunciar, en vano, la victoria de Kenyatta.
La Super Alianza Nacional (NASA) de Odinga, de 72 años, dejó el futuro en manos del «pueblo», sin pedirle de forma explícita que se manifestara en las calles.
Johnson Muthama uno de los dirigentes de la formación, dijo el sábado a la prensa que la represión policial es un intento de forzar a su coalición a la sumisión.
«No vamos a ser intimidados, no vamos a ceder», advirtió.
Odinga no ha hablado desde el anuncio de los resultados y sus primeras declaraciones podrían ser claves en la evolución de los disturbios.
(Con información de AFP)