Henrique Capriles, sin tregua para el chavismo
El gobernador Henrique Capriles, a quien las autoridades venezolanas sacaron de carrera para las presidenciales de 2018, es un obstinado dirigente que desafió a Hugo Chávez cuando lucía invencible y ahora reta a su heredero Nicolás Maduro.
Capriles, abogado de 44 años y una de las figuras más reconocidas y populares de la oposición, ha desarrollado su carrera política durante la era chavista, en la que asegura que Venezuela cayó en la peor crisis de su historia.
Soltero y nieto de judíos polacos sobrevivientes del Holocausto, rozó en 2013 la presidencia, resquebrajando por primera vez la maquinaria electoral del chavismo, que finalmente se quebró con la arrasadora victoria de la coalición opositora en las parlamentarias de 2015.
Por años considerado el líder del ala moderada de la oposición, ha venido endureciendo su discurso ante las críticas por no apoyar abiertamente las protestas de 2014 que convocó el encarcelado Leopoldo López para presionar por la renuncia de Maduro, en las que murieron 43 personas.
«Impulsó una estrategia de acumulación de fuerza para crear una mayoría electoral que a la larga tuvo éxito, frente a la tesis de que había que generar una crisis para evitar la consolidación de Maduro», señaló a la AFP la psicóloga social Colette Capriles, que no es familiar del dirigente.
Su endurecimiento quedó patente el viernes al rechazar la decisión de la Contraloría, que le prohíbe ejercer cargos públicos durante 15 años. «El único inhabilitado en este país es Nicolás Maduro. Métanse su inhabilitación por donde no les da el sol», espetó.
La sanción, que será apelada, tiene que ver con supuestas irregularidades administrativas durante su gestión entre 2011 y 2013 como gobernador del estado de Miranda, cargo al que llegó en 2008.
Imagen golpeada
Capriles popularizó dos símbolos de la oposición: el tricolor venezolano en la gorra que lleva a todas partes y el término «enchufado» para referirse a quienes se benefician del despilfarro y la corrupción que, según él, carcome al Gobierno.
De cara a las presidenciales de 2018, ya había sido postulado como candidato para las primarias de la oposición por Primero Justicia, partido en el que comenzó a construir su liderazgo junto con López, quien luego fundó su propio movimiento.
«Maduro tiene miedo a que yo sea su nuevo comandante en jefe, pero no se preocupen, más temprano que tarde habrá un nuevo comandante en jefe», desafío Capriles, al asegurar que militares rechazaron su sanción.
Su imagen se vio golpeada al fracasar una iniciativa para convocar un referendo revocatorio contra Maduro en 2016, en la que se enfrascó mientras el resto de la dirigencia ensayaba otras fórmulas para sacar al mandatario del poder.
Pese a ello, él y López son los líderes de mayor aceptación, según una reciente encuesta de Venebarómetro, que le da una imagen positiva entre el 50,3% de los consultados, por debajo de López (53%) y muy por encima de Maduro (28)%.
Primer susto
En 2013 perdió la presidencia frente a Maduro por apenas 1.5 puntos de diferencia (235,000 votos). Definido por una colaboradora como un hombre «incansable», cuyas principales motivaciones son el trabajo y el deporte, se considera de centroizquierda, aunque el chavismo se empeña en ubicarlo en la derecha.
De hecho, Maduro lo descalifica por pertenecer a una familia rica: «burguesito mantenido» y «señorito» son algunos de los epítetos, a los que suma insultos como «vago» y más recientemente «Capriloca».
A esto, el opositor le responde con acusaciones como «ilegítimo», por un supuesto fraude que, según él, lo llevó al palacio presidencial de Miraflores.
En su primera campaña presidencial, en 2012, perdió frente a Chávez, pero logró el mejor resultado para un rival del poderoso exmilitar en la polarizada Venezuela: un 44% de los votos, frente al 55% del mandatario.
Devoto de la Virgen del Valle, fue elegido parlamentario por primera vez a los 26 años y se convirtió en el presidente más joven de la Cámara de Diputados del extinto Congreso (hoy Asamblea Nacional), en 1998. En 2000, ganó las elecciones a la alcaldía del acomodado distrito caraqueño de Baruta.
Durante el golpe de Estado que depuso brevemente a Chávez, en abril de 2002, ingresó en la Embajada de Cuba, según él para mediar con manifestantes opositores, pero el chavismo lo acusó de asalto.
Por ello estuvo preso cuatro meses en 2004, aunque luego fue absuelto y retomó sus banderas. Muy activo en las redes sociales, tiene 6.5 millones de seguidores en Twitter y transmite todas sus intervenciones por Periscope, incluido un programa semanal.
(Con información de AFP)