Dudas sobre la santidad de la Madre Teresa de Calcuta

Ella no era perfecta ciertamente, su obra por lo tanto adolece de fallas como cualquier actividad humana, así que es posible reconocer lo que efectivamente hizo a favor de los más pobres. No se trata de estar a favor o en contra, sólo  ver la realidad sin caer en anticatolicismo o en el cientificismo.

Aún cuando la Madre Teresa, monja católica que trabajó con los pobres en la ciudad india de Calcuta, ha sido declarada santa este domingo, sus críticos seguirán defendiendo que la fe triunfó sobre la razón y la ciencia.

La religiosa, premio Nobel de la Paz, murió en 1997 a los 87 años de edad. En 1950, fundó la congregación de las Misioneras de la Caridad, que actualmente tiene más de 3.000 monjas en todo el mundo.

Levantó hospicios, comedores, escuelas, albergues para leprosos y hogares para niños abandonados y fue llamada la Santa de las Alcantarillas por su trabajo en los barrios más pobres de la ciudad.

Pero también tuvo un buen número de detractores.

El escritor inglés Christopher Hitchens la describió como una «fundamentalista religiosa, activista política, sermoneadora a la antigua y cómplice de los poderes seculares de este mundo».

En su muy comentado panfleto sobre la vida de la Madre Teresa de 1995, «La posición de la misionera» (The missionary position, en inglés), Hitchens critica el «culto al sufrimiento» de la monja, de quien asegura que pintó su ciudad adoptiva como «un agujero infernal» y que se relacionó con dictadores.

Hitchens también presentó El Ángel del Infierno (Hell’s Angel), un documental de tono escéptico sobre la religiosa.

Mucho después, en 2003, el médico residente en Londres Aroup Chatterjee publicó una durísima crítica a la monja tras haber realizado cerca de 100 entrevistas con personas relacionadas con su congregación.

Atacó lo que calificó de una falta de higiene horrible -reutilización de agujas hipodérmicas, por ejemplo- y el caótico mantenimiento de las instalaciones de sus centros, entre otras cosas.

Hemley González, quien actualmente vive en Miami y trabajó como voluntario durante dos meses en 2008 en uno de los hogares para pobres de la Madre Teresa en Calcuta, asegura que se sintió «impresionado al descubrir la horrible y negligente manera en que la organización opera y la contradicción entre eso y la forma en que el público general percibe su trabajo».

 

Milagros cuestionados

«Con una oposición firme contra la maternidad planificada, contra la modernización de equipos y contra muchas otras iniciativas que buscan soluciones, la Madre Teresa no era una amiga de los pobres, sino más bien una promotora de la pobreza», me dijo González, quien gestiona una página de Facebook crítica con la monja que pretende «informar» sobre la congregación a «donantes desprevenidos».

En años recientes, nacionalistas indios como Sanal Edamaruku cuestionaron los milagros que llevaron a la monja a la santidad.

Para convertirse en santo a ojos del Vaticano es necesario vincular un milagro con los rezos y peticiones dedicados a la persona en cuestión después de muerta.

Esos casos deben ser «verificados» antes de ser aceptados como milagros. A menudo se trata de curas o recuperaciones de enfermedades que parecen no tener una explicación médica lógica.

«Si cuestionas a la Madre Teresa se te identifica como contrario a los pobres. No tengo nada contra ella, pero difundir milagros no es científico»

Sanal Edamaruku

Nacionalista indio

Cinco años después de la muerte de la monja, el papa Juan Pablo II aceptó un primer milagro: la curación de la mujer bengalí Monica Besra de un tumor abdominal y concluyó que fue resultado de su intervención sobrenatural.

Esto despejó el camino a la beatificación en 2003.

El papa Francisco reconoció un segundo milagro en 2015: la sanación de un hombre brasileño con tumores cerebrales en 2008.

 

Entre la fe y las pruebas

Edemaruku desacredita el primer caso y se pregunta cómo una mujer pudo ser curada por una foto de la monja colocada en su estómago, cuando había pruebas que sugieren que estaba siendo tratada con medicamentos.

«La mayoría de la gente no cuestiona ya a la monja porque su imagen es la de alguien que trabajaba por los pobres», apunta.

«Si cuestionas a la Madre Teresa se te identifica como contrario a los pobres. No tengo nada contra ella, pero difundir milagros no es científico».

Y un claramente molesto, Chatterjee me dijo que «los llamados milagros son demasiado poco serios y pueriles incluso para ser rebatidos».

La última disputa vino de un grupo de académicos y trabajadores sociales que pidieron a la ministra de Exteriores india, Sushma Swaraj, que reconsidere su decisión de visitar el Vaticano para asistir a la ceremonia de canonización.

«Es pasmoso que la ministra de Exteriores de un país cuya constitución exhorta a sus ciudadanos a tener un temperamento científico apruebe una canonización basada en ‘milagros'», apuntaba la petición.

Sin embargo, como dice el sociólogo Shiv Visvanathan, las pruebas y la fe son cosas diferentes.

«Aún hay muchas preguntas abiertas. Muchos de nosotros tenemos un conocimiento de la historia y la filosofía de la ciencia. El cristianismo tiene una larga historia de batallas contra la ciencia. Y los racionalistas también pueden acabar a veces excediéndose en ciertas cosas al pedir pruebas en todo momento», señala.

La solución es sencilla, hay que tener fe en Dios, más allá de santos, hombres o demonios.

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