De ‘opinólogos’, columnistas, ‘influencers’ y demás…
Con el sarcasmo que caracteriza sus textos, Jairo Calixto Albarrán exhibe los usos y abusos de los medios al abordar el tema de las alianzas y despotricar contra el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador:
Mejor que se una PRI y Morena
O sea, es increíble que López Obrador no vea más allá de lo evidente y en vez de aceptar una alianza con los partidos y los personajes que no han parado de llamarlo loco, mesías tropical, peligro para México, hijo de Chávez, émulo de Maduro, dictador, dictadorzuelo, jijo de la chingada y demás epítetos, simplemente se limite a ponerlos en su lista negra.
Digo, cómo es posible que en vez de acercarse a seres de luz y de color cuya única misión en la vida ha sido acusarlo de ser culpable hasta de la caída del Imperio Bizantino y del empate de México con Estados Unidos, eso sin olvidar del grito empírico del “!Eeeh, puuutooo!” en el estadio Azteca, les huya.
¡Por Tutatis! Cualquier otro en su lugar, con tal de llegar a Los Pinos, se habría juntado, como debe ser, hasta con Betito Borge mientras trapea en la cárcel.
Aún más nuestros intelectuales y opinólogos orgánicos, que no orgásmicos, de confianza, quienes con justa razón no han parado de criticar al tabasqueño por no querer tratos con el Instituto Chuchístico de Verano o con el panismo sin objetivos pero con adjetivos.
Todos sabemos que París bien vale una misa y que la Presidencia, una orgía partidista con gang bang y bukake incluidos.
¡Dadme una coyuntura estratégica y una lectura dudosa de Sun Tzu y de Maquiavelo, y moveré el mundo!
No hay mejor ecuación que sumar a tus peores enemigos jurados, aquellos que no dudarían un segundo en darte una cuchillada trapera, y que a la menor provocación te aplicarían la ley fuga, para lograr tu destino manifiesto.
El Peje, tan obsesionado en colgar su hamaca en Palacio Nacional, no comprende que al unirse con aquellas fuerzas que han hecho todo lo posible por dinamitar sus estrategias, agendas y su ideología, llegaría sin duda a la acariciada meta de la silla presidencial.
De hecho, si yo fuera AMLOVE, buscaría una alianza, pero no con el PAN, que de cualquier manera terminará hecho pomada por la propia naturaleza ambiciosa y poco generosa de Margarita, Ricky Ricón Anaya y Moreno Valle; y mucho menos con el PRD que, la verdad, ya es pura tartana desvalijada, poblada de tribus jíbaras y oportunistas que acabarán como Bejarano y la Barrales, cual serpientes que se comen su propia cola.
Si Morena va a una alianza que sea verdaderamente ganadora, mejor tendríamos que exigirle que se una al PRI. Digo, ya instalados en esta lógica pragmático-huarachuda a la que hay que agarrarse como a un clavo ardiente, para qué irse con los muertos vivientes cuando puede adherirse al grupo de los winners.
Sería bonito de ver al licenciado Peña en todo su esplendor, colocándole de manera muy republicana la banda presidencial al licenciado López Obrador. Todo acompañado del debido aplauso de la mafia en el poder y el abucheo melifluo de la oposición.
No puedo esperar.
Y agrega en ¡Sensacional de Maquiavelo!
Digo, está bien que con tal de llevarle la contra a AMLOVE se pueda decir casi cualquier cosa y que, al hacerlo, te den una especie de estrellita en la frente, pero me cuesta trabajo creer que lo más destacado de la ‘opinocracia naconal’, que parece urgida de ácido fólico, insista en que es un miserable, un canalla y un mal mexicano (no necesariamente en ese orden) por no aliarse con aquellos que han sido no solo sus enemigos jurados, sino que se la han pasado acusándolo de ser chavista-leninista y no se han cansado de someterlo a la terapia de cuchilladas traperas y patadas bajo la mesa.
Pensé que el más buey del mundo era Justin Bieber por no haberse aprendido la letra de “Despacito”, pero estos personajes sí se volaron la barda.
(Con información de Milenio)