Cáncer de mama, tu vida de por medio
En el mundo, el de mama es el segundo cáncer más frecuente, sólo después del de pulmón, con 10 u 11 y 13 por ciento del total, respectivamente. No obstante, en este último la mortalidad es mucho mayor (una de cada cinco muertes a causa de esa enfermedad) porque el tratamiento es poco efectivo y los pacientes se diagnostican en etapas avanzadas.
Juan Zinser Sierra, académico de la Facultad de Medicina, refirió que, en contraste, ha habido múltiples avances en torno al cáncer de mama, lo que ha llevado a que la mitad de las pacientes o mucho menos, fallezcan por esa causa. “Cuando se diagnostican tempranamente y el tumor es pequeño, las posibilidades de curación en muchas de ellas están por arriba de 90 por ciento”.
Mastografía
El experto, miembro del Departamento de Oncología Médica del Instituto Nacional de Cancerología, explicó que es muy importante insistir en la evaluación temprana, porque representa mejores probabilidades de curación.
No obstante, puntualizó, se ha magnificado la utilidad de la mastografía. Se considera que aquellas mujeres que se diagnostican con un hallazgo mastográfico, sin haberse autoexplorado, son las únicas con posibilidad de sanar y no es así. Hay mujeres que se valoran con tumores ya palpables que pueden curarse, y otras a quienes se les detectan lesiones de 7 u 8 milímetros que no producen molestias, pero que las pueden llevar a la muerte.
Hacer una mastografía no es sinónimo de sanación; más de la mitad de las mujeres diagnosticadas con tumores ya palpables se van a curar, reiteró el especialista.
En México, refirió Juan Zinser, se ha encontrado que la edad promedio de cáncer de mama es un poco menor a la de países desarrollados, donde es de 50 años; ello se debe a la pirámide poblacional.
En algunos tumores la causa es clara; por ejemplo, en pulmón es el tabaquismo. No obstante, para el caso de las mamas, el factor más determinante son las hormonas, los estrógenos y la progesterona. Por eso es mucho más frecuente en la mujer que en el hombre, y por cada varón con la enfermedad, hay 800 afectadas.
El estímulo hormonal que la mujer experimenta a partir de la pubertad y el desarrollo de la glándula mamaria, representa el factor principal de este mal. Y no es sino hasta 30, 40 o 50 años después que evoluciona, porque es un estímulo muy lento, aclaró.
“Entre más años menstrua una mujer, mayor riesgo tiene de padecer este tipo de cáncer, porque son más años de ese estímulo, y si una vez que llega a la menopausia toma tratamientos hormonales de remplazo, aumenta el riesgo”. Además, en la mayoría de los casos, aclaró Zinser Sierra, no son indispensables.
Antecedentes familiares
Hay que hacer énfasis en las mujeres con antecedentes familiares de cáncer, sobre todo de mama (particularmente si son madre, hermanas, tías, abuela), porque ellas tienen mayor riesgo y deben hacerse estudios con más frecuencia, siempre bajo la supervisión de un médico.
En algunos casos la mastografía y el ultrasonido son suficientes; en otros hay que hacer una resonancia magnética, y en unos más, serán necesarios exámenes para detectar alteraciones en genes como BRCA 1 y BRCA 2. “En promedio, a los 50 años una de cada 50 mujeres desarrollan la enfermedad; pero entre las mujeres con esa mutación el riesgo se incrementa de dos a 60 u 80 por ciento. En tales casos, una cirugía preventiva es una buena opción”, concluyó.
MEDIDAS PRECAUTORIAS
- Autoexploración Mantener una dieta equilibrada (una mujer con obesidad tiene mayor disponibilidad de estrógenos y el tumor tendrá mayor estímulo)
- No abusar del alcohol
- Hacer ejercicio
- Evitar fumar
(Con información de LA Gaceta UNAM)