Budistas nacionalistas protestan contra Naciones Unidas
Budistas nacionalistas se reunieron en Myanmar para condenar a la ONU y a la comunidad internacional por pedir una investigación sobre acusaciones de que soldados mataron y violaron a mujeres rohingyas en el estado occidental de Rakhine.
De acuerdo con las denuncias, los casos ocurrieron durante las operaciones de despeje del Ejército después de que el 9 de octubre murieran nueve oficiales de la policía fronteriza en ataques perpetrados por alrededor de 400 hombres en los municipios limítrofes con Bangladesh, predominantemente ocupados por musulmanes rohingyas.
La semana pasada, altos diplomáticos y un funcionario de la ONU que visitaron la zona pidieron al Gobierno una investigación creíble e independiente sobre los ataques originales, al considerar que tanto grupos pro como anti-Rohingya usan los incidentes para obtener ganancias políticas.
La oficina del presidente negó en repetidas ocasiones todas las acusaciones de abusos o malversaciones, y señaló las imputaciones contra el ejército como propaganda falsa.
De ahí que monjes de distintos grupos nacionalistas, quienes consideran que la minoría rohingya pretende implantar el Islam en Myanmar y desplazar así a la religión budista, mostraron esta jornada su apoyo al Gobierno.
En ese sentido, la exlegisladora Khin Wine Kyi acusó a la ONU y a la comunidad internacional de interferir en los asuntos internos de Myanmar.
Desde los ataques contra las comisarías de la frontera, grupos de derechos humanos afirman haber recibido informes de testigos oculares de ejecuciones extrajudiciales de hombres rohingyas desarmados en el municipio de Maungdaw y de violaciones de mujeres.
En Rakhine vive el grueso de la comunidad rohingya, minoría que reside ahí desde hace siglos, pero cuyos miembros no son reconocidos como ciudadanos myanmenos, sino como inmigrantes bengalíes.
Con vistas a poner fin a los conflictos en la región, el Ejecutivo creó en agosto una comisión de paz presidida por el exsecretario general de la ONU Kofi Annan, quien la visitó, aunque la presencia de su misión fue rechazada por pobladores y autoridades locales.
En el poder desde abril pasado, el gobierno encabezado por la Liga Nacional para la Democracia, ganadora de los comicios de noviembre de 2015, se fijó la reconciliación y la paz como su máxima prioridad.
Sin embargo, los myanmenos, en su mayoría, esperan mucho más de San Suu Kyi, a quien los analistas achacan puntos controversiales en su política administrativa, como el hecho de legitimar el rol del ejército para frenar la llamada violencia comunal.
El tan alabado proceso democrático myanmeno es aún frágil y se percibe deferente con los militares, lo que apunta a un conflicto que trasciende nacionalismos y credos. (Con información de Prensa Latina)