Brotan las críticas sobre la presencia militar en las calles
París.La presencia de militares en las calles de capitales europeas es rara o excepcional. Pero hace dos años que los soldados patrullan por toda Francia, provocando críticas de expertos que ponen en duda la eficacia de este despliegue antiterrorista.
El miércoles, seis soldados resultaron heridos en la periferia parisina por el conductor de un vehículo que los embistió deliberadamente. Es la sexta vez desde enero de 2015 que los militares franceses de la operación «Sentinelle (centinela)» son blanco de un ataque.
Aparte de haber servido como medida de seguridad en una calle de París, en la noche de los atentados de noviembre de 2015, no hay ningún ejemplo de intervención, de estos soldados, para proteger a alguien más que a ellos mismos, destacó el investigador Elie Tenenbaum, autor del informe «La sentinelle égarée?» (‘¿El centinela perdido?’).
«Es un dispositivo de seguridad que, como tal, se convierte en un objetivo en sí mismo», señala. «Diga lo que diga el Ministerio de Defensa […], estos militares son empleados como complemento de las fuerzas de policía», añade.
Sólo en la región parisina son, según Tenenbaum, víctima de cinco agresiones diarias como media, la mayoría verbales, pero a veces también físicas.
«Este dispositivo no satisface a nadie porque aporta muy poco en términos de seguridad», asegura el general retirado Vincent Desportes, exdirector de la Escuela de Guerra.
«En cambio, proporciona a los terroristas objetivos militares claros para quien quiera atacarlos. Desde el inicio han servido fundamentalmente de blanco», añade.
«Misión pararrayos»
«Es una operación de tipo psicológico y político, pero que no añade nada a la seguridad de los franceses», agrega. «En cambio, hace recaer una carga considerable sobre las fuerzas armadas, con un peso negativo para la moral de las tropas y su capacidad para reclutar soldados, a los que necesitamos», apostilla.
El lunes, la ministra de las Fuerzas Armadas francesas, Florence Parly, reiteró la posición oficial: «Son una muralla, ante todo, porque siempre han podido desbaratar intentos de atentado […] que estaban en preparación».
El coronel retirado Michel Goya no comparte esta opinión y denuncia lo que considera «el engaño de la operación ‘Sentinelle'».
«Si se examina el balance real de la participación de militares en territorio metropolitano desde octubre de 1995», escribe en su blog, «se constata que esta presencia nunca impidió absolutamente ningún atentado, cualquiera que fuera su origen».
«Quizás sirvió para disuadir a algunos, pero no se dispone, que yo sepa, de ningún testimonio en este sentido en más de 20 años», añade. «Los únicos terroristas que los soldados lograron neutralizar fueron aquellos que los habían atacado», prosigue.
En una entrevista a la revista Le Point, la historiadora Bénédicte Chéron, especialista en las relaciones entre ejército y sociedad, calificó recientemente a «Sentinelle» de cumplir una «misión pararrayos».
«Ya no será posible cerrar los ojos mucho más tiempo ante el hecho de que hemos distribuido blancos por todo el territorio nacional», considera. «Digámoslo: ‘Sentinelle’ es una misión pararrayos», resume.
La operación «Sentinelle», que tiene movilizados a 7.000 soldados permanentemente en todo el territorio francés, debería ser «revisada en profundidad» el próximo curso, anunció en julio el presidente, Emmanuel Macron.
En Europa, Bélgica también optó a partir de 2015 por desplegar soldados armados por las calles en el marco de la protección antiterrorista.
Actualmente, hay unos 1.100 dentro de la operación «Vigilant Guardian», una misión presentada como temporal y que se renueva cada mes.
En Reino Unido, los militares pueden ser movilizados de forma puntual para respaldar a las fuerzas del orden en periodos de crisis, como ocurrió tras el atentado de Mánchester en mayo.
En cambio, Alemania no recurrió a sus fuerzas armadas, ya que su intervención en territorio alemán está prohibida por la Constitución desde la caída del régimen nazi.
(Con información de AFP)