El juego sucio de las transnacionales
El texto de Alejandro Calvillo,»Atacando al mensajero, no al mensaje» publicado en Sin Embargo ilustra la forma en que el sector privado y el sector público atacan a quienes denuncian y luchan contra los daños que ocasionan los grandes consorcios industriales, comerciales y finanacieros.
He aquí el texto en cuestión:
Como parte de la estrategia de las grandes corporaciones que enfrentan demandas de regulación por los daños que están generando sus productos, en varias columnas de finanzas en las que se pronuncian abiertamente contra el impuesto a las bebidas azucaradas y ahora contra la demanda de que el Tsuru de Nissan tenga las medidas mínimas de seguridad que son estándar ya a escala internacional, se ataca a nuestra asociación, El Poder del Consumidor, como si estas propuestas fueran una invención nuestra.
Una estrategia que han seguido las grandes corporaciones contra la evidencia científica es no cuestionar la evidencia sino atacar a quienes la esgrimen. Esta práctica la hemos experimentado a través de muy diversos medios y algunos columnistas del área de finanzas, y a través de otros medios y formas que en su momento daremos a conocer.
Las propuestas de un impuesto a las bebidas azucaradas como una de las principales políticas para enfrentar la epidemia de sobrepeso y obesidad, que en nuestro país es una de las principales causas de que la diabetes se haya duplicado cada 10 años y que las muertes por diabetes pasaran de 46 mil en 2000 a más de 96 mil en 2015, no es nuestra, es de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), es, incluso, considerada por empresas como Swiss Credit (“Sugar Consumption at a Crossroads”: http://bit.ly/1xmp9ca ) entre muchas otras instituciones nacionales e internacionales libres de conflicto de interés.
La demanda de estándares de seguridad en los automóviles y retirar del mercado aquellos que no cumplen con los mínimos establecidos es el resultado de un proceso largo que ha involucrado a muy diversos organismos internacionales. Uno de los actores centrales para demandar estas medidas ha sido la propia Federación Internacional del Automóvil que reúne a 268 organizaciones automovilísticas de 143 países. La FIA, junto con la Organización Mundial de la Salud, Global Ncap y el propio Banco Interamericano de Desarrollo han promovido estos estándares para salvar, tan sólo en América Latina, 44 mil vidas.
Para quienes coinciden o sirven a los intereses de las grandes corporaciones es más fácil atacar a una organización de la sociedad civil que hacerlo contra la OMS, la OCDE, el FIA, el BID y demás organizaciones e instituciones que proponen las políticas regulatorias y las medidas fiscales
La estrategia de las corporaciones incluyen todo tipo de prácticas como el financiamiento a instituciones e investigadores para generar estudios que sirvan sus intereses. En este ámbito hay diversas instancias que sirven a estos intereses, desde posiciones ideológicas ultraliberales que se oponen a cualquier regulación en el mercado.
Frente a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de establecer un impuesto a las bebidas azucaradas de, al menos, un 20 por ciento, columnistas han presentado en calidad de evidencia en contra de esta medida fiscal citas de Christopher Snowdon del Institute of Economic Affairs (IEA) del Reino Unido.
El IEA es una vieja institución académica defensora del libre mercado donde Snowdon está encargado de los temas relacionados con el alcohol, el tabaco, las grasas y las bebidas azucaradas. El IEA mantiene una política de no transparencia en los patrocinios recibidos por parte de la industria.
Documentos revelados por las mayores compañías tabacaleras del mundo confirmaron que habían financiado a la IEA durante años, lo que explica que esta institución se haya convertido en un actor muy importante en contra de las regulaciones a la industria del tabaco, como es el caso de negar los daños del humo de tabaco en no fumadores. Snowdon y el IEA también se han manifestado en contra de regulaciones al alcohol.
La IEA y Snowdon han sido señalados en prestigiosas publicaciones científicas de medicina, como el British Medical Journal, por el tema de conflicto de interés y la falta de transparencia, señalando que el IEA ha recibido financiamientos de la industria de bebidas. En este sentido, no sorprende que varios actores claves en la campaña contra el impuesto a las bebidas azucaradas en México, hayan actuado en contra de regulaciones al alcohol y el tabaco en el pasado, como lo han hecho diversas agencias de relaciones públicas.
Del otro lado, recientemente se hiso público el respaldo de la Escuela de Salud Pública de Harvard, una de las más prestigiadas del mundo, al impuesto a las bebidas azucaradas que se suma a cientos de otras instituciones de investigación, mientras la medida fiscal se expande por el mundo para regular una bebida que se ha convertido en la principal fuente de azúcares añadidos en la dieta de varias naciones, acompañando la pandemia de obesidad y diabetes.
Para criticar nuestra labor dirigida a que los automóviles comercializados en el país tengan los mismos estándares en seguridad que los que exportamos se argumenta que es más peligroso andar en moto o subirse a un microbús que transitar en un Tsuru. Además, se defiende este vehículo porque es barato y accesible para las personas que no podrían comprar otro. Bajo esta lógica podríamos decir que si existiera una aerolínea más barata pero con niveles de seguridad muy bajos, habría que defenderla porque es más riesgoso transitar en autobús por las carreteras de México.
En El Poder del Consumidor tenemos una larga serie de estudios realizados para la mejora del transporte púbico, para la conformación de empresas como garantía de calidad en el servicio, para el establecimiento de sistemas integrales de transporte con preferencia vial, para establecer las condiciones que permitan una mayor accesibilidad a las personas con discapacidad.
Pero el hecho de contar con un sistema de transporte público, predominantemente, de muy mala calidad y alta inseguridad, no justifica la práctica de un doble estándar en la industria automotriz en nuestro país, no justifica que se comercialicen vehículos que no cuentan con los mínimos requerimientos de seguridad que ya son estándar a escala internacional. Aquí se puede ver la diferencia entre un auto con los estándares de seguridad y el Tsuru, observe como el habitáculo del Tsuru se colapsa en un choque a poco más de 60 km/h : http://bit.ly/1S0c1QP
México es una de los países con mayor producción y exportación de vehículos, es decir, producimos y exportamos vehículos con altos niveles de seguridad. Por otro lado, sufrimos uno de los mayores problemas de congestionamiento vial en nuestras grandes ciudades, con la ciudad de México ocupando el primer lugar en tráfico de acuerdo al índice Tom-Tom. En materia de salud nos encontramos con el mayor índice de muertes por diabetes entre los países con más de 100 millones de habitantes.
Como organización que defiende a los consumidores nos hemos propuestos llevar el “mensaje”, las propuestas de los organismos internacionales, para proteger la salud y la vida de las personas en dos de los ámbitos más importantes de nuestra cotidianidad: la movilidad y la salud.
Para las organizaciones de la sociedad civil la fortaleza está en la evidencia y la difusión de la información.