Lleva Merino transformación a los pueblos chontales
El gobernador de Tabasco cumple la entrega de obras, atiende el clamor popular y renueva compromisos de justicia y prosperidad
¡Queremos techado! ¡Queremos techado! claman en coro, voz en cuello, un grupo de niños del Centro Preescolar Indígena “Cuauhtémoc”. Están instalados afuera de su escuela, a orilla de la carretera principal de la ranchería El Limón, en uno de los bastiones del pueblo chontal, éste, enclavado en el corazón de Centla.
El mensaje tiene un destinatario: el gobernador Carlos Manuel Merino Campos, quien hoy martes “hace camino al andar” por esta zona, imprimiendo su huella al proceso de transformación que viven Tabasco y sus 17 municipios. La estrategia surte efecto.
El «Capi» llega a estas tierras ancestrales como parte de un recorrido de trabajo que abarca la entrega de obras en materia de educación, caminos y de salud en las villas Vicente Guerrero y Cuauhtémoc, pero también en la cabecera municipal y el ejido La Victoria. Gira para materializar acciones por casi 76.5 millones de pesos en beneficio de más de 24 mil habitantes, pero también para atender rezagos históricos y asumir nuevos compromisos.
Todo inicia en la Unidad Académica de Villa Vicente Guerrero. Creada en octubre de 2017, el campus de la Universidad Intercultural de Tabasco –con sede en Tacotalpa– se había quedado en el olvido en cuanto a infraestructura y equipamiento. Hoy estrena nuevo edificio, multifuncional, para beneplácito de 297 estudiantes de las carreras de licenciatura en Desarrollo Turístico, Enfermería Intercultural y Desarrollo Rural Sustentable.
Por conducto de la joven Adlai Manain Gómez, los herederos de la cultura Yokot’an hacen sentir su voz.
Con la nueva infraestructura “se atiende un asunto pendiente con quienes en su momento estudiaron aquí, pero en instalaciones que no eran propias”, suelta la alumna del sexto semestre de Desarrollo Rural, y agradece al gobernador la oportunidad que brinda a las generaciones presentes y futuras de tener una universidad moderna y cercana a sus hogares.
El Edificio Académico Tipo II construido sobre una superficie de 3 mil 788 metros cuadrados consta de 7 aulas, centro de cómputo, sala de maestros, área de rectoría, sala de juntas, además de módulos de servicio sanitario para mujeres, hombres y personas con discapacidades diferentes, entre otros espacios administrativos.
La obra, agrega el rector del campus, Alterio Ramos Pérez, atiende una demanda histórica de recibir educación superior pero sin perder su identidad cultural, esto es, se da prioridad a la conservación de la cultura y la lengua originaria.
En un templete ubicado a espalda del modelo arquitectónico que simboliza el Cero Maya invertido, el cual interpreta el reencuentro de las culturas y la razón de ser del modelo educativo intercultural, el mandatario Merino Campos celebra el crecimiento de la universidad, que desde su fundación fue inspirada en la revolución de las conciencias.
Desde esta tierra, donde nació México hace más de 500 años y donde se dio el primer encuentro entre indígenas y españoles, la máxima autoridad estatal llama a los jóvenes a aprovechar las oportunidades abiertas por el impulso de proyectos estratégicos para el desarrollo, como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el puerto industrial de Frontera.
Caminante no hay camino…
Entre algarabía, aplausos y recorrido, todos sellan una alianza: trabajar de la mano para cumplir el sueño de justicia y prosperidad que reclama la comunidad indígena centleca.
Siguiente parada. Obras carreteras en las rancherías Cañaveral de la villa Cuauhtémoc y El Limón de villa Vicente Guerrero. En ambas entrega más de 3.6 kilómetros de caminos pavimentados. En este último punto, un espontáneo rompe el protocolo.
“Caminante, no hay camino, se hace camino al andar; caminante, son tus huellas, el camino y nada más”, proclama don Santiago Magaña Hernández, a capela, sin más apoyo que el anhelo de justicia para la zona indígena. De 60 años de edad, desinhibido pone el acento en los logros de la transformación, pero también expone carencias. En síntesis, reconoce que el jefe del Ejecutivo está dejando su propio legado dentro del movimiento reformador.
Bajo la sombra de una ‘mata’ de mango, donde los lugareños prometen inscribir su nombre como testimonio de su “huella transformadora”, Carlos Manuel Merino agradece el gesto y renueva sus compromisos con los herederos del pueblo chontal.
A la altura del predio del señor Patricio Méndez, al borde de la carretera, el Capitán corta el listón inaugural del camino principal de El Limón, y de allí emprende una caminata de poco más de un kilómetro con destino al jardín de niños “Cuauhtémoc”, donde maestras, madres de familia y pequeñines lo reciben con una sola petición, gritada desde la inocencia infantil y escrita en cartulinas fluorescentes en verde y anaranjado: ¡queremos techado!
El encuentro es efusivo. Primero, porque es el primer gobernante que escucha de forma presencial la demanda. Y segundo, porque la respuesta es positiva. Tras una minuciosa inspección en las instalaciones del kínder, Merino gira las instrucciones respectivas para la construcción de un domo en el área de recreo. Petición atendida.
Esa es la tónica de la gira. Cumplir con obras, atender el clamor popular y asumir compromisos.
Los siguientes eventos transcurren al mismo son: supervisión del Centro ISSET, que se rehabilita para beneficio de casi 16 mil derechohabientes de Centla, Paraíso y Tamulté de las Sabanas; inauguración de la calle Eduviges Notario del ejido La Victoria, y la entrega del bulevar Andrés Sánchez Magallanes, pavimentado con concreto hidráulico en la ciudad de Frontera.
“Vamos a seguir apoyando a Centla, porque Centla ha demostrado a lo largo de su historia ser un pueblo generoso que evoluciona y resiste. Protagonista de diversos hechos históricos, hoy crece y se desarrolla con acciones que transforman”, concluye el mandatario.
(Con información del Poder Ejecutivo de Tabasco