Violencia, inseguridad y corrupción amenazan costa de Yucatán

En Dzilam de Bravo hay gente buena y mala. Llegan de distintas partes del país para la captura del pepino de mar, pero se quedan durante las temporadas de pulpo, caracol y mero.

Los hay malos, dice Carlos Eneldo Peraza Castillo, director de la Policía Municipal, “pura gente maleante”, expresa, “indecentes que trajeron consigo la droga y la prostitución”.

A tres kilómetros, entrando por tierra, en la carretera del otro Dzilam, un retén policíaco nos detiene.

Está a la entrada del nuevo parque eólico que abarca un terreno de 17 kilómetros en el que se colocan 28 aerogeneradores. El oficial nos hace una señal con la mano para que paremos.

¿Qué tiene en la cajuela?, nos cuestiona. Le respondemos que somos prensa de La Jornada Maya. Nos platica que el retén no es para cuidar los aerogeneradores que se construyen, sino para vigilar la costa, tras los incidentes de hace un par de meses y evitar el narcomenudeo en el municipio.

Luego, un guardia subcontratado por la empresa eólica menciona que para la construcción de los aerogeneradores hay gente de Holanda, Estados Unidos, Japón y otras partes del mundo.

En Cancún aprendió inglés, razón por la cual la empresa Proser lo contrató para trabajar de vigilante. Apenas la tercera parte de los 400 trabajadores del proyecto son yucatecos, menciona.

(Con información de La Jornada Maya)

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