O construimos la democracia día con día o vuelta al pasado
Antes, la democracia era disfrazada con caprichos, exilio, autoritarismo y la permanente compra de voluntades, votos y silencio
Así como la democracia se ejerce día tras día, la libertad de expresión se actualiza cuando los ciudadanos hacen uso de ella.
Habría que tomarle la palabra al gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, cuando dice:
“Si no entendemos que la democracia se construye día tras día, si no comprendemos que llegamos al gobierno para cortar de raíz cualquier tipo de manchas de la impunidad, seguiremos transitando por un sendero muchas veces de autocensura y temor para decir la verdad, y la búsqueda de la verdad es una molestia que más de uno nos deberíamos tomar”
Durante muchos decenios, la libertad de expresión fue prácticamente imposible de ejercer no por una estricta censura que en algunos casos aplicaba, sino por la cooptación y la inexistencia de espacios o tiempos donde el comunicador pudiera decir o escribir la verdad (cualquiera que esta sea).
Por eso el señalamiento de Carlos Joaquín en referencia al vínculo entre democracia y libertad de expresión viene al caso ahora que el país y la entidad viven el momento más democrático de su historia.
También cabe mencionar lo dicho por Haidé Serrano Soto, titular de Comunicación Social de Quintana Roo, citando a Albert Camus: “una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad nunca será otra cosa que mala”.
Carlos Joaquín externó otro de los factores esenciales de los nuevos tiempos, ser transparente y trabajar a través de la honestidad.
Y todavía más explícito, explicó que, a pesar de la buena disposición de muchos, “eso no exime que alguien, algunos, puedan caer en temas que tienen que ver con la corrupción”.
¡Tómala!
La piedra cayó en medio del charco y salpicó a varios.
Luego fijó su hipótesis de libre comunicación:
“Las voces de ustedes siempre han sido atendidas para revisar, para reedificar, para analizar y para corregir cuando es necesario y siempre será así, pero siempre que se hable con la verdad y no solamente con un criterio particular de buscar alcanzar metas propias, que van o que pretenden estar por encima de lo colectivo”.
Puede que muchos no estemos de acuerdo con su “definición” de la finalidad periodística, pero es fácil concordar con la frase del mandatario:
“Esa democracia, que ensancha libertades y disminuye desigualdades, con argumentos y razones, permite que nos pongamos de acuerdo quienes no pensamos igual”.
Sí, pero como todos deberíamos saber, la democracia hay que construirla día a día entre todos, no es una cosa ya hecha o terminada.
En ese hacer cotidiano todas las expresiones políticas pueden participar, pero hay algunas que no quieren construir sino destruir cualquier avance logrado.
O en palabras del gobernador:
“A muchos les debe parecer raro, a muchos les cuesta trabajo creerlo, otros aún no entienden el alcance de esa situación. A quienes siguen lamentando el viejo sistema ‘prebendario’, clientelista, donde la democracia era disfrazada con caprichos, exilio, autoritarismo y la permanente compra de voluntades, votos y silencio o espera de líneas para decir o no decir: les digo que ese tiempo se acabó”.