¿Bastará el turismo para poder curar a Quintana Roo?
Lo peor de todo es que ni el mandatario estatal ni el titular de Seguridad Pública parecen tener prisa en atender la seguridad
El liderazgo turístico de Quintana Roo no se puede poner en duda, como tampoco se pueden ocultar los problemas que aquejan a la entidad derivados en parte del acelerado crecimiento poblacional y económico, pero mucho más de magna corrupción que ha imperado tanto en los gobiernos estatal y municipales.
Habitantes y turistas sufren por la presencia de males como el sargazo en las playas (tanto en los arenales como en la zona marítima); la inseguridad que amenaza con desbordarse de las bandas criminales a la ciudadanía y al turismo; el hacinamiento de que son víctimas miles de trabajadores que viven en verdaderos ghetos, separados de las zonas para visitantes; y una deuda pública que amenaza con paralizar los beneficios que puede y debe otorgar el gobierno en sus tres niveles.
En cuanto al sargazo, cabe mencionar que poco o nada se ha hecho en términos reales, y no parece que haya sido por falta de voluntad de las partes ¿o sí? Aunque más bien, parece que no saben cuál es la manera de solucionar el problema,
No se trata de otorgar recursos para que luego vayan a parar a algunas manos non sanctas, como ha ocurrido hasta ahora, sino más bien, de encontrar la fórmula correcta ya sea para evitar su arribo o un método que permita su aprovechamiento industrial.
Respecto a la deuda pública, de sobra está decir que el dinero obtenido por la vía de los empréstitos ha ido a parar a manos de políticos y empresarios corruptos que han visto crecer sus cuentas bancarias sin siquiera realizar alguna obra favorable a los quintanarroenses.
Las cuentas del gobierno estatal y muchas de las administraciones municipales están al borde de una crisis, si no se adoptan medidas inmediatas que frenen el desvío de recursos del erario e incrementen los ingresos vía recaudación fiscal y no por sobornos de la delincuencia organizada.
Esta falta de recursos públicos ha tenido como una de sus expresiones, el hacinamiento de grandes sectores de la población cuyas expectativas de una vida saludable done las familias puedan tener todos los elementos esenciales para el desarrollo se ven frenadas por falta de obras públicas o el abandono de las existentes.
Recuerdo como muchas empresas contratan una gran cantidad de trabajadores cuya única posibilidad para lograr ahorrar para enviar dinero a sus familias (muchos de ellos son foráneos) es alquilar una pequeña casa donde conviven una docena de ellos o, peor aún, quedarse a dormir en las galerías que suelen construir para ellos en algunas grandes obras.
Sin embargo, la agenda mediática, gubernamental y social ha inscrito como principal preocupación, la inseguridad que sigue creciendo en cuanto a número de delitos, la gravedad de ellos y la violencia con que se cometen.
Lo peor de todo es que ni el mandatario estatal ni el titular de Seguridad Pública parecen tener prisa en atender el asunto que primordial para las familias y los empresarios turísticos. El mandatario estatal mantiene una política errática mientras el titular de Seguridad Pública simplemente no ha podido dar el ancho.
Los ciudadanos quintanarroenses tenderán todo lo antes dicho en la mira a la hora de evaluar quién le van a conceder su voto, pues no es cuestión de dejar pasar más tiempo sin que haya una respuesta efectiva por parte de las autoridades.
Salu2.