¿Y si fuéramos obesos en conocimientos y honestidad?

He leído varias notas, he visto reportajes y he escuchado conversaciones con un común denominador: la obesidad.

Que si México ocupa el primer lugar en obesidad infantil, que si para el 2020 el 39% de los mexicanos será obeso, que si las modelos obesas, que si la artista fulana perdió su figura y ganó peso, entonces me pregunto ¿por qué no fomentar otros tipos de obesidad?

Deberíamos ser «obesos» en conocimientos, para tener una cultura general aceptable y con ello evitar que nos vean la cara con cualquier mentira burda.

Deberíamos ser «obesos» en honestidad, para no ir por la vida pretendiendo ser lo que no somos, haciendo falsos elogios o fingiendo amor o aprecio a quienes nos rodean solo para quedar bien.

Deberíamos ser «obesos» de consciencia, para no afectar, maltratar o humillar a quienes no piensan o actúan como nosotros y para no causar daño a nuestro alrededor.

Deberíamos ser «obesos» en participación, para organizarnos y coincidir aún con nuestras diferencias y así poder exigir cuentas a los gobiernos.

Deberíamos ser «obesos» en solidaridad, para ayudar a quienes lo necesitan sin necesidad de publicarlo en redes sociales.

Deberíamos ser obesos en respeto, para no agredir a quien no piensa como nosotros, para respetar lugares restringidos, para no estorbar.

Y por si faltara algo, deberíamos ser «obesos» en discreción, para no publicar hasta los detalles íntimos de nuestras vidas, ni ventilar pleitos o mandar indirectas a quienes tuvieron la suerte o la desgracia de ser nuestras parejas.

En fin, deberíamos ser tanto y muchas veces preferimos ser tan poco…