No podemos imaginar la inteligencia de la naturaleza porque no habla nuestra lengua: Biemann
La exposición Devenir tierra cuestiona el statu quo de la ciencia, la economía y la filosofía
El Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) abrió sus puertas el 20 de abril, y hasta el 13 de octubre, a la exposición Devenir tierra, de la artista, escritora y videoensayista suiza Ursula Biemann. El nombre de esta creadora viene resonando desde hace tiempo en los otorgamientos de importantes premios europeos y en los salones de museos donde en fechas recientes se le ha invitado a montar exposiciones individuales, como el Musée d’Art Moderne et d’Art Contemporain de Niza o, próximamente, el Freiraum del MuseumsQuartier de Viena. Y resuena porque su arte está tocando una fibra muy sensible de la actualidad: la de nuestra relación con la Tierra.
La crisis ecológica mundial hunde sus razones en las raíces del extractivismo, en los conflictos alrededor de los recursos naturales y en los problemas socioculturales que le acompañan. El arte de Biemann se opone a todo ello mediante videos que lo mismo exploran lo poético, documental, académico y lo ficcional y que se conciben como discursos que cuestionan el statu quo de la ciencia, la economía y la filosofía.
De esta manera, en el videoensayo Forest Law (Selva jurídica), de 2014, aborda el caso ecuatoriano en el que medioambientalistas y comunidades indígenas lucharon para que se respetaran los derechos constitucionales de la selva como sujeto legal. En Acoustic Ocean (Océano acústico), de 2018, despliega una historia de ciencia-ficción en la que una bióloga marina utiliza aparatos digitales para comunicarse con las especies submarinas. Por no hablar de su iniciativa Devenir universidad (2019-2023), donde se involucró en la creación de una universidad indígena para la comunidad inga del sur de Colombia. En ese caso, el territorio mismo de los inga es la universidad, y ahí habrán de coincidir los representantes del saber comunitario con especialistas y científicos occidentales para estudiar ambos órdenes epistémicos desde una relación de igualdad.
Hablamos entonces de obras artísticas que implican investigación, trabajo de campo, un largo proceso de posproducción y que surgen desde una actitud política y militante.
“Normalmente comienzo con un libro filosófico, algo que haya capturado mi mente y luego decido dónde quisiera ubicar esto”, confiesa Biemann a Gaceta UNAM. “Me voy al trabajo de campo por dos semanas, donde hablo con mucha gente y filmo mucho. Luego vuelvo y trabajo con las ideas teóricas, incorporándolas, y entonces comienza una lógica de la narrativa hasta que tengo una argumentación documental. La edición es donde todo se refina. Es mi parte favorita”.
El discurso artístico de Ursula Biemann ayuda al espectador a salir de su área de conocimientos preestablecidos. Presenta otros sistemas del saber y otros conocimientos, poniendo en jaque nuestras concepciones mecanicistas de la naturaleza y acercándonos a otras formas de pensamiento.
“Necesitamos volver en la historia al momento en que la separación de la naturaleza comenzó. Cuando dio inicio la idea de la historia natural con su propia metodología científica, cuando se objetificó a la naturaleza. Incluso volver a las ideas de la Ilustración y pensar cuáles fueron las contribuciones indígenas para ésta. Son cosas que hemos sepultado completamente para la historia. Hay que conocer esas otras historias y saberes”.
Artista de campo y artista política, Biemann muestra una gran preocupación por romper con el discurso único y llevar al espectador a otros ámbitos de la realidad que no están tan alejados de él mismo. “Mi mirada no es meramente etnográfica, quiero mostrarle a la gente lo que otros están haciendo, lo interesante que es y como está relacionado directamente con lo que somos, con lo que hacemos”.
Así, ha mostrado relaciones científicas entre conocimientos chamánicos y conocimientos científicos a través del arte. O ha desplegado cosmologías de culturas indígenas que tienen su propia lógica y sus propios modos de resultar tan adecuadas como las nuestras.
(Con información de Gaceta UNAM)