Los seres que habitan el planeta deben ser el eje de la economía

Desde hace tiempo se habla de desarrollo sostenible, pero ya es momento de transformar esa estrategia de manera concreta y preocuparnos por la vida de las personas. Hay que cambiar las prioridades económicas, afirmó Abraham Granados Martínez.

El investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) refirió que se requiere que el eje de la economía sea la vida de los organismos que habitan el planeta. Hay que pensar en una producción que genere más empleos y mejores condiciones de vida, pero sin más degradación ambiental ni gases de efecto invernadero.

Se habla de mejorar la alimentación de la población, de tener tiempo para hacer actividad física o para el descanso; empero, en el sistema que vivimos, el ocio es cada vez más castigado, a pesar de que es fundamental. A la economía le toca reorientar y marcar las líneas para que las prioridades cambien, consideró.

En el Seminario Economía y Salud en México. Estrategias para un Desarrollo Inclusivo y Sostenible, el economista universitario añadió que es evidente que se necesitan cambios en el sistema de salud: “al igual que en otros países, quedó claro con la pandemia que está rebasado. Se requiere más presupuesto, pero también estrategias distintas”.

Cuando no hay atención de salud, en especial para la gente con mayor precariedad, no sólo se mantienen las desigualdades, sino que se fomentan, alertó.

En la 7ª Semana Nacional de las Ciencias Sociales, organizada por la entidad universitaria y el Consejo Mexicano de Ciencias Sociales, Granados abordó el tema Interseccionalidad en salud: condición para la justicia social y dijo que las inequidades en ese ámbito tienen un componente potencial: las desigualdades de género. En general, hombres y mujeres vivimos diferentes condiciones de salud, que parten de la división sexual del trabajo.

La interseccionalidad es un concepto que acumula desigualdades, por ejemplo, ser mujer y ser indígena. En el área de salud, detalló, permite indagar más en las problemáticas, cuestionar los privilegios y eliminar la opresión de ciertos grupos de población.

Por ello, se requieren políticas diferenciadas; “no podemos tratar a la población de manera homogénea, ni hacer programas como si todas las personas estuvieran en las mismas condiciones de formación, como si tuvieran el mismo tiempo de trabajo remunerado o el mismo tiempo libre, etcétera.

(Con información de Gaceta UNAM)

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