“Lo vi en el ‘face’”: el rumor en tiempos de pandemia
La información se debe tomar con mesura; hay que contrastar fuentes, y no creer en lo que emiten fuentes poco acreditadas
Las redes sociodigitales han sido de utilidad para alertar a la población. Se sabe cómo deben lavarse las manos o qué precauciones son de importancia vital frente al virus, pero también en las redes se difunden especulaciones, versiones falsas, algunas malintencionadas, como resultado de la confusión y la improvisación, señaló Raúl Trejo Delarbre, especialista del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
El asunto suscita inquietud y desconcierto en la sociedad por lo que se hace necesaria una definición: “entiendo el rumor, precisó el académico, como una versión falsa o no confirmada de un acontecimiento que se propaga de manera amplia en un ámbito específico. Puede haber rumores esparcidos boca a boca (ahora difícil con el coronavirus), o rumores difundidos en los medios; y los que se conocen más recientemente son aquellos que se propagan en las redes sociodigitales”.
En relación con la incertidumbre que provocan los rumores en el tejido social, Trejo Delarbre indicó que en periodos como el que atraviesa el planeta las versiones falsas y los rumores siempre hay. Estos fenómenos comunicacionales en las redes sociodigitales también.
“Se conoce la capacidad de propagación que tienen los medios de comunicación para todo tipo de información y versiones. En cuanto a las redes asentadas en internet, precisamente debido a su carácter reticular –es decir, a la diseminación de contenidos de un individuo o un nodo o una cuenta a otros, y de ese a otros más–, como no se trata de aparatos de difusión centralizados –prensa o televisión–, en las redes sociodigitales una versión pasa de unos a otros igual que los virus que ahora tanto preocupan. Eso propicia una capacidad de difusión que no tienen los medios convencionales.”.
Por otro lado, “hay desconcierto porque no todas las instrucciones del gobierno son claras, ya que se trata de un virus nuevo; no hay información completa de él, mucho menos un remedio y, sobre todo porque la población está ante un asunto que causa miedo. Ya se sabe que el miedo es fuente de turbación y de toda clase de confusiones que se acentúa cuando hay versiones que exageran, mitifican o distorsionan las consecuencias del virus, situación que estamos presenciando ahora”.
En cuanto a si los rumores pudieran ocasionar estallidos sociales, el autor de La nueva alfombra mágica: usos y mitos de Internet, la red de redes consideró que “el descontento espontáneo, más o menos súbito de la gente suele deberse a muchos factores. Sólo con el miedo es difícil suscitar una reacción así. El miedo, las carencias o la impunidad, sí pueden suscitar brotes de inconformidad como los atracos concertados que ocurrieron hace días en algunos centros comerciales del Estado de México, según algunos medios.
Episodios como el citado, de acuerdo con el periodista, “se acotan con información, con claridad, entendiendo muy bien cómo funcionan los medios de comunicación y, sobre todo, cómo funcionan las redes sociodigitales, donde no hay controles capaces de verificar de inmediato cuál es la información falsa y cuál no.
“Debemos reconocer que esa información circula con tanta rapidez y de manera tan expansiva, que es fácil deslizar mentiras o datos no confirmados, que pueden ser inquietantes. Eso ocurre en todo el mundo, pero afecta más en el contexto mexicano en donde se conjuntan factores culturales”.
En México, agregó, “se advierte una propensión extendida en la población mexicana a creer en recursos no científicos o no probados por la ciencia para el remedio de enfermedades. El esoterismo, la creencia en productos milagro ha calado en la creencia de muchas personas que puede ser factor para dar verosimilitud a versiones falsas.
“En segundo término, desafortunadamente tenemos poca costumbre de ejercer una lectura crítica. En otros países hay desconfianza hacia los medios. Aquí se observa cierta tendencia a confiar en lo que circula en los medios convencionales o en internet, solo porque hay visibilidad. ‘Es que apareció en internet’, como si eso fuera garantía de certeza. Aún hay personas que confían en ciertos personajes que aparecen en televisión.
“Pero la televisión no certifica ningún tipo de conocimientos, ni siquiera la Universidad. No basta con decir que alguien forma parte de la comunidad universitaria para que lo que expresa tenga certificación académica inmediata.
“En tercer lugar, estamos en una situación de confusión por ausencia de información clara, coordinada, verosímil y autorizada, de quienes son responsables de ofrecer esa información, sobre todo desde el gobierno federal. Y ante la falta de información suficiente hay un vacío que en ocasiones es cubierto por las patrañas que circulan en las redes sociodigitales.
Finalmente, el columnista propuso un método para detener ese tipo de rumores: en principio, “por lo menos hay que entenderlos y combatirlos para que pierdan credibilidad. En México tenemos una tradición histórica de propagación de rumores. El rumor siempre acompaña a las desgracias, a la confusión y a la exposición de los personajes públicos”.
Por lo general, a mucha gente le cuesta trabajo creer en explicaciones sencillas o creer que no hay explicaciones suficientes. Por eso cuando asesinan a un personaje notorio (Francisco I. Madero o Luis Donaldo Colosio), empiezan a surgir versiones que complementan o modifican las que están probadas por la experiencia y por los hechos, abundó.
Para atajar los rumores creo que hace falta promover un consumo de información mesurado, propuso Trejo Delarbre, aunque consideró que es casi imposible en las redes sociodigitales con las que los públicos están constantemente, “sobre todo en estos días de aislamiento en casa y de temor ante el desarrollo vertiginoso de los acontecimientos”.
Además, ya aparecieron en las redes, espacios y grupos de profesionales que con esfuerzo, verifican la información que circula. Hay grupos ligados a medios de comunicación o a fundaciones diversas que aclaran versiones falsas. “Me parece que los ciudadanos tendrían un ejercicio saludable de su consumo de redes sociodigitales acudiendo a este tipo de espacios de verificación, sugirió el periodista.
“Hay que tomar con mesura las informaciones. Sé que es difícil en momentos de emergencia como estos, pero hay que contrastar las fuentes, no creer lo que nos dice una sola fuente y, sobre todo, no creer en lo que emiten fuentes poco acreditadas o desconocidas.
“De pronto, en las cadenas de WhatsApp, sobre todo, las personas reciben información de remedios mágicos, de catástrofes, de declaraciones alarmista que posteriormente resultan falsas. Si se pone atención, casi siempre estas informaciones no proceden de una fuente acreditada.
El hecho de que las envíe un compañero que apreciamos, un familiar honesto o alguien que merece toda nuestra confianza, no garantiza la verosimilitud de esa información.
Hay que tener paciencia, también hay que reconocer que esto es parte del carácter instantáneo, reticular y global de la información que estamos recibiendo.
Para concluir el investigador recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró hace varios días que el planeta se encuentra en medio de una pandemia, y a la par un concepto describe este momento comunicacional: la infodemia
“La OMS ha dicho que la infodemia surge acompañando a la pandemia, y se trata de la propagación de tanta información, de manera tan aguda y constante que de pronto los individuos se ven incapaces de procesarla y para eso hay que acudir a quienes la procesan de manera profesional que son, antes que nada, los medios de información acreditados”, puntualizó.
(Con información de Gaceta UNAM)