La violencia infraestructural impide el desarrollo humano

Junto con la violencia estructural y la cultural, se expresan en actitudes de elitismo, xenofobia, homofobia, sexismo, entre otros ismos

El concepto de violencia infraestructural permite generar herramientas para pensar de una manera relativamente novedosa y fincada en la materialidad las diferentes formas de injusticia, sufrimiento, despojo, marginación, exclusión… entre otras.

“Pero siempre relacionadas con la violencia estructural y cultural (superestructural) que las invisibiliza y las sostiene”, consideró Claudia Zamorano Villarreal, académica del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Ciudad de México.

Es generada por las instituciones estatales como sistema político discriminatorio, así como por prácticas sociales que tienen normas excluyentes y que impiden a los individuos satisfacer sus necesidades básicas:

“Se expresa en actitudes de xenofobia, homofobia, sexismo, nacionalismo, elitismo y otros ismos”, prosiguió al participar en la primera sesión del Seminario Ciudad habitable para todas y todos.

Durante la sesión “Mujer y ciudad: amalgama de violencias estructurales e infraestructurales”, señaló que, según el sociólogo Johan Galtung, las dimensiones de la violencia son tres: directa, cultural y estructural. La primera se refiere a una agresión, un asesinato, una violación, el acoso mismo, el insulto, lo que la convierte en la punta del iceberg. La segunda está representada por un sistema de creencias, prejuicios e ideologías como machismo, xenofobia o racismo, y ésta sostiene ideológicamente todo el aparato. La tercera es aquélla que ejercen las instituciones; genera una desigualdad de todo tipo, “es un proceso de largo plazo que se construye poco a poco”, comentó.

También hay una violencia denominada “glocal” que combina lo global con lo local. Ejemplo de ello es Ciudad de México, “con los nómadas digitales que compiten en el mercado de vivienda con salarios 20 veces más altos que aquéllos que perciben los capitalinos y que, obviamente, encarece el precio de la vivienda y lleva toda una consecuencia de despojo”, señaló.

En el encuentro virtual organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, expuso que la violencia es duradera porque está claramente anclada a las estructuras de la sociedad, de las instituciones nacionales y globales, a normas y procedimientos sociales.

El concepto de violencia infraestructural, que ya es viejo, pone en relieve algunas características de la vida social y contemporánea, como el hecho de que las formas de discriminación en general van en grupo (una lleva a la otra) y son mutuamente constructivas, o que las expresiones de sufrimiento social, así como las respuestas a éstas, se encuentran condicionadas por la organización económica institucional y política de una sociedad, finalizó.

(Con información de Gaceta UNAM)

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