Inteligencia artificial, comercio, política y gobierno
El futuro no se ve tan lejano, empresas como Google, IBM, Amazon aventajan a sus competidores en el uso de IA y pronto, muy pronto ofrecerán este tipo de servicios a gobiernos de todo el orbe.
Ahora el mundo está hablando de Cambridge Analytica y del poder que tienen los medios digitales para conocer información de sus usuarios y convertirla en conocimientos profundos y certeros, conocimientos que pueden ser utilizados para convencerlos y manipularlos.
Lo que para algunos fue una revelación, para aquellos que estamos inmersos en el mundo digital es simplemente es la suma de dos herramientas: por un lado, la recolección de datos mediante aplicaciones en redes sociales y por el otro la manipulación de los medios informativos, la extorsión y otras técnicas poco ortodoxas pero comunes en el medio político.
Dejando a un lado las posibles falsas promesas y engaños a los que Cambridge Analytica acudió para recabar información, la primera herramienta, la que acumula datos y los convierte en conocimientos, la hemos usado en el marketing digital desde hace algunos años.
Cambridge Analytica es sólo una de las muchas empresas que están capitalizando la información de sus usuarios. Si analizamos a las seis empresas más poderosas del mundo nos encontraremos con que al menos cinco de ellas (Apple, Google, Microsoft, Amazon y Facebook) basan gran parte de su imperio en datos.
Los datos les sirven para mejorar sus productos continuamente, para anticiparse al mercado e incluso como una ventaja ante su competencia: nadie los puede alcanzar porque nadie conoce mejor a su audiencia que ellos.
Las 5 empresas más grandes del mundo ya ven a la inteligencia artificial como una pieza fundamental de su modelo de negocios, ¿cómo es que los gobiernos no lo han hecho?
Con los millones de datos que las nuevas administraciones pueden recolectar, “sólo” haría falta ordenarlos y “conectarlos” a la inteligencia que los procese y aprenda de ellos.
Claro que no es tan fácil hacerlo como decirlo, requiere grandes inversiones de dinero, ciencias computacionales, matemáticas y estadísticas, pero estamos hablando de un país, no de una empresa por más grande que sea.
Empecemos por analizar cómo ha operado nuestro país por siglos (a muy grandes rasgos): el Gobierno Federal, no lo conforma solo una persona, sino una serie de expertos que lideran diferentes secretarías de su especialidad.
Éstos toman decisiones y asesoran al presidente, cada uno desde su área. Todos ellos usan su experiencia y conocimientos para elegir el camino que consideran más adecuado para nuestro país. Pero lo que en los humanos llamamos experiencia, no es más que data colectada de una serie de acontecimientos estudiados o adquiridos cuyos resultados se analizan y se almacenan en nuestros cerebros.
Y la tarea de cualquier IA es justo esa, tomar una serie de datos (experiencias) del pasado y aplicarlos al panorama actual para ofrecer un número de soluciones viables. La gran diferencia es que la capacidad de procesamiento de una súper computadora es abismalmente mayor a la de cualquier ser humano.
Los primeros gobiernos en adoptar la IA como apoyo para toma de decisiones, rápidamente tendrán una enorme ventaja sobre los demás. Podrán tener más asertividad, anticiparse a cualquier evento, mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y estar preparados no sólo para un futuro, sino para muchas versiones de éste.
Las decisiones de un Estado ya no serían tomadas por el conocimiento limitado de un solo ser humano, sino que estarían respaldadas por datos, por modelos predictivos libres de prejuicios y de grupos de presión.
El futuro no se ve tan lejano, empresas como Google, IBM, Amazon aventajan a sus competidores en este rubro y pronto, muy pronto ofrecerán este tipo de servicios a los gobiernos de todo el mundo.