El rostro humano como reflejo de personalidades

Investigación sobre la conducta humana; la muestra incluyó a 11 mil 570 participantes de 11 regiones del mundo

En el orbe, los seres humanos, independientemente de si nacieron en África, Europa o América Latina, juzgan de forma similar las imágenes o el rostro de otros.

Si al conocer a alguien tiene la impresión de que puede confiar en él o ella o que sería mejor mantenerse alejado, hágale caso a su instinto, pues esta es una característica de todos los seres humanos, afirma un estudio internacional en el que participaron especialistas del posgrado de Psicología de la Universidad Nacional.

Isaac González-Santoyo, investigador de esa Facultad, considera que hay una gran posibilidad de que esta habilidad es la que ayudó a los primeros humanos a establecer o rechazar interacciones sociales entre los miembros de un grupo.

“De manera innata, independientemente del contexto sociocultural donde el individuo nace, tenemos la capacidad de juzgar de manera subjetiva la confiabilidad o la intención de dañarte, lo que pudo favorecer la supervivencia y, posiblemente, la reproducción del individuo”, comentó el doctor en Ciencias Biomédicas.

Si una persona percibe que el rostro de otra es muy dominante será más cauteloso al interactuar con él, mientras que si siente que puede confiar, se favorecerán más las colaboraciones sociales.

Labor internacional

El estudio, publicado en la más reciente edición de la revista Nature Human Behaviour, surgió como parte de una red internacional llamada Psichological Science Accelerator en la que intervienen expertos de todos los continentes, con el objetivo de luchar contra un problema en la psicología: la falta de replicabilidad en investigaciones que han tenido gran impacto en el área.

“Con 41 países hicimos la muestra más grande que se ha realizado de cualquier investigación que evalúa conductas humanas, con 11 mil 570 participantes de 11 regiones del mundo”, explicó.

El universitario detalló que este tipo de análisis se hacían usualmente en caucásicos o grupos culturales de altos ingresos socioeconómicos, en los que se revisaba la percepción facial, pero se tenía la duda si estos resultados podían replicarse en otras poblaciones del planeta.

Ésos afirman que, por ejemplo, es más probable que las personas cooperen en interacciones socioeconómicas con individuos cuyos rostros lucen confiables, votan por aquellos que parecen competentes y buscan relaciones románticas con los más atractivos y, por el contrario, los que no parecen dignos de confianza pueden ser socialmente menos favorecidos.

Para ello, cada uno de los académicos presentó imágenes de 120 rostros de 60 hombres y 60 mujeres de cuatro grupos étnicos para que la gente evaluara qué tan atractivas eran: dominantes, inteligentes, confiables, agresivas, malos, responsables, sociables, infelices o lucían extraños.

Lo que revelaron es que en el orbe los seres humanos, independientemente de si nacieron en África, Europa o América Latina, juzgan de forma similar las imágenes o el rostro de otros en dos dimensiones principalmente: confiabilidad y probabilidad de ser dañado.

En este trabajo, además de González-Santoyo, colaboraron Anabel De la Rosa, Alan Barba-Sánchez, de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala; Elliott Kruse, del Instituto de Estudios Superiores de Monterrey, además de Nadia Corral Frías y Martha Frías Armenta, de la Universidad de Sonora.

Más allá de lo innato

A pesar de esta consistencia en la confiabilidad, la red internacional encontró que con el uso de una estrategia de análisis alternativa se observa mucha más variabilidad en la percepción facial en cuanto a poblaciones nacionales, para dimensiones sociales muy importantes como el atractivo, la inteligencia o la responsabilidad.

Por lo anterior, el equipo de González-Santoyo continúa expandiendo sus investigaciones, pues encontró que el mexicano modifica su impresión dependiendo de otra característica facial: el tono de la piel.

Eso lo ha llevado a indagar cuáles son las características de la forma del rostro que serían determinantes para emitir juicios de forma innata como especie, y cuáles son los otros componentes como el tono de piel, que han sido entendidos como favorables socialmente por los miembros de un país debido a procesos históricos determinantes, como la Conquista.

“Evaluamos si el cambio en la coloración de la piel asociada a características caucásicas aprendidas a mejor jerarquía social, está vinculada a la percepción subjetiva que tenemos de los individuos o si ésta se relaciona con la forma del rostro independientemente del tono de piel”, concluyó.

Se espera que los resultados de esta nueva etapa del estudio sean publicados hacia finales de 2021 o en 2022.

(Con información de La Gaceta UNAM)

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