El arte del fansubbing de K-pop en México

Son productos de países como Japón y Corea del Sur, traducidos por fanáticos sin la autorización de los propietarios de los derechos

Arleth Beltrán González y Ariadna Castillo, precursoras en México del fansubbing de K-pop, esto es, la traducción y subtitulaje de videos musicales de grupos pop coreanos, se reunieron en una videocharla especial organizada por la Biblioteca Alaíde Foppa de la Unidad de Vinculación Artística, del Centro Cultural Universitario Tlatelolco.

El término fansub es un anglicismo que se traduce como “subtitulado por aficionados” –debido a la contracción de las palabras fan y subtitled–, haciendo referencia a los videos, películas, series de televisión y animes, entre otros productos de países como Japón y Corea del Sur, traducidos por fanáticos sin la autorización de los propietarios de los derechos.

Una de las ramas con mayor difusión de esta práctica es el K-pop, un género musical gestado desde finales de la década de 1990 en Corea del Sur y que se nutre de diversas influencias extranjeras, como pueden ser rap, hip hop, rock y electrónica.

A pesar de que originalmente era un producto para el mercado asiático, se ha convertido en una subcultura mundial muy gustada entre adolescentes y adultos.

Traducción cultural

Este proceso de traducción de los contenidos elaborados por los exitosos grupos de K-pop es una labor compleja, ya que implica mucho más que realizar una traslación literal del coreano al español, afirmó Arleth Castillo.

“No sólo se trata de una explicación lingüística, sino también de que se entienda por completo la dinámica y eso permita que haya una mejor comprensión. Es una traducción cultural”, dijo durante la videocharla titulada K-Pop Stories: ¡Fansubbing y Corea del Sur para Todxs!, conducida por Áurea Xaydé, titular de la Biblioteca Alaíde Foppa.

La también egresada de la Facultad de Filosofía y Letras explicó que hay una gran brecha gramatical entre la fonética y la simbología del coreano y el español, sin embargo, el amor que los fanáticos tienen hacia sus “idols” los lleva a sobrepasar esa diferencia cultural, a fin de que el género alcance otros rincones del mundo.

Ariadna Castillo, quien piensa que los “idols” son un producto que hay que consumir y, por tanto, “es necesario conocerlos bien”, destacó que Internet ha facilitado el acceso a los materiales provenientes del oriente, ya que antes era más complejo conseguirlos y había que esperar años a que llegaran a América Latina. Esto ha contribuido al notable crecimiento del gusto por el K-pop.

(Con información de Gaceta UNAM)

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