Economía de la voz, mayor impacto en menos tiempo
La voz nunca miente, habla de quienes somos y se convierte en una segunda huella digital porque nos caracteriza, nos da identidad y nos distingue
Si existe algo más valioso que el dinero, el oro o cualquier elemento material y/o afectivo por estos días, es el tiempo.
Este se ha convertido en una queja constante por parte de ejecutivos, comerciales y, en general, todo tipo de profesionales vinculados a una organización; ni que decir, de la necesidad de tiempo que tiene un emprendedor.
Cada vez es más evidente cómo en las organizaciones se pierde este y con él, la productividad por falta de asertividad en la comunicación; reuniones eternas, pocos acuerdos, nada concreto, muchos rodeos; presentaciones de resultados o entregas con una voz tímida, carente de proyección, sin energía. O, por el contrario, mucha velocidad, inseguridad, trabas y poca fluidez en el habla.
La voz se constituye por naturaleza humana en el vehículo de la comunicación oral, convirtiéndose en uno de los procesos fisiológicos más sensible a las emociones. Si estamos felices, tristes, ansiosos, nerviosos o con mal genio, de seguro siempre nos va a delatar. La voz nunca miente, habla de quienes somos y se convierte en una segunda huella digital porque nos caracteriza, nos da identidad y nos distingue de otros.
La comunicación humana es una necesidad básica de las personas, interactuamos para construir relaciones sociales y para participar en diferentes contextos, todo, gracias a nuestra voz.
A pesar de ello, son pocas las personas que se preocupan por cuidar o entrenarla; y más reducido, es el número de personas que reflexiona sobre la manera en que comunica.
Solo hasta tener una disfonía, un cuadro gripal o una laringitis, nos damos cuenta del valor tan grande que tiene la voz para la comunicación y para nuestras vidas. Solo hasta que estamos expuestos a hablar en público o presentar nuestras ideas de forma impactante a otros, nos damos cuenta de la importancia que tiene ser asertivo y efectivo al momento de comunicar.
Si alguna vez ha perdido su voz o alguna de sus cualidades vocales, de seguro sabrá lo incómodo y limitante que se vuelve la comunicación con familiares, amigos o compañeros de trabajo.
Es común pensar que la voz y la comunicación son foco de atención exclusivo para cantantes, locutores, oradores, actores o docentes. Sin embargo, hoy en día se le considera profesional de la voz a cualquier persona que la utilice como su herramienta de trabajo, esto quiere decir que usted, amigo lector, es un profesional de la voz y la comunicación.
Cuando nos referimos a un producto o servicio con la etiqueta de ‘económico’, es porque su calidad es alta con relación al costo que tiene. Pues bien, la economía de la voz y la comunicación hace referencia entonces, a lograr más impacto al interactuar, en menos tiempo. Ello implica tener en cuenta cuatro conceptos importantes: consciencia, autenticidad, técnica y comodidad.
Hace dos o tres décadas, tener información significaba poder. Hoy, en el mundo moderno de infoxicación que vivimos, si no se sabe comunicar de forma asertiva e impactante se pierden grandes oportunidades en la vida profesional.
Comunicar bien no es una opción, es una habilidad que se puede entrenar y que con disciplina se debe integrar a la vida académica, profesional y personal.
Impactar más en menos tiempo, es la regla de oro que todo empresario, ejecutivo, profesional, estudiante, o mejor decir, toda persona, debería tener una como máxima en su vida.
LOS SECRETOS
1. CONSCIENCIA
Hace referencia al conocimiento que se tiene de sí mismo. Implica un proceso reflexivo y de autorregulación de los actos que realizamos como personas (metacognición), depende de la afinación de nuestros sentidos y se llega a ella cuando se desarrolla una excelente percepción. Lo que escucho, veo y siento es de vital importancia para la voz y la comunicación, en dos vías: (1) de entrada, porque toda la información que recibo me es útil al momento de comunicar, ver muy bien la expresión de mis interlocutores, leer el contexto, escuchar las intenciones de los demás, interpretar la situación en la que estoy, comprender el mensaje en su totalidad; y (2) de salida, porque debo estar muy presente y consciente tanto del contenido del mensaje que transmito, como de la forma en la que lo presento (coherencia voz-cuerpo-emoción).
2. AUTENTICIDAD
Esa capacidad de mostrarse natural, verdadero, creíble. Nace de la capacidad de autoconocimiento, es decir, del proceso de consciencia mencionado anteriormente.
Las personas quieren conectarse con personas, sin clichés, sin impostaciones
Estamos en un mundo en el que, a pesar de la virtualidad, lo real prima por encima de todo. Me creen cuando me muestro sincero, cuando integro de manera equilibrada la emoción y la razón en mi discurso, además, cuando mi voz y mi cuerpo también son coherentes con eso que digo.
3. TÉCNICA
Una voz resonante, un cuerpo expresivo y un discurso estructurado, generan más impacto cuando se entrenan. Ello exige disciplina, organización, conocimiento de lo que se debe y no se debe hacer al momento de conectar con la audiencia. Aprender sobre voz y comunicación de alto impacto para lograr la economía a la que nos referimos, implica la integración de todos los elementos desde la práctica constante en todos los escenarios que podamos interactuar.
4. LA VOZ
Mi voz y mi comunicación siempre deben estar basadas en la comodidad: si es cómodo lo disfruto, si lo disfruto me vuelvo auténtico y si soy auténtico he logrado un alto nivel de consciencia al momento de comunicarme. Este espiral (no círculo), hace que mi economía de la voz y la comunicación mejoren con el tiempo y logre ese cometido de “mayor impacto en menos tiempo”.
(Con información de Portafolio)