Dos tercios de votos a favor de independencia en País Vasco
Madrid, España. Las elecciones autonómicas en el País Vasco arrojaron ayer, por primera vez, un empate en escaños, con 27, entre las dos formaciones que defienden la independencia en la región: el conservador Partido Nacionalista Vasco (PNV), que ha gobernado casi ininterrumpidamente durante las últimas cuatro décadas, y la coalición de la izquierda separatista EH-Bildu. Con este resultado, el Partido Socialista de Euskadi (PSE), que alcanzó 12 diputados, tendrá la llave del gobierno y ya anunció durante la campaña que su apoyo irá a la derecha nacionalista, con la que ha gobernado durante las últimas dos legislaturas.
Con una participación de 62.5 por ciento del electorado, los comicios en Euskadi reflejaron una tendencia clara de la sociedad vasca: casi siete de cada 10 votaron por partidos que luchan por la secesión del Estado español, con un porcentaje de votantes nacionalistas de 67.7, lo que supone que las fuerzas políticas que abogan por su permanencia en la actual estructura del Estado español apenas superan 32 por ciento.
El reparto de los 75 diputados que integran el Parlamento vasco es el siguiente: PNV, 27; EH-Bildu, 27; PSE, 12; Partido Popular, 7; Sumar, uno; y la extrema derecha de Vox, también un escaño.
Si se comparan estos resultados con los comicios de 2020, el partido que emergió con más fuerza que nunca fue EH-Bildu, que pasó de 21 escaños hace cuatro años a 27. Además, sumó casi 100 mil votantes más, al pasar de 249 mil de la anterior legislatura a 341 mil de esta jornada electoral.
Su candidato, Pello Otxandiano, intentó presentar durante la campaña sus propuestas electorales en materia de política social, del fortalecimiento de los servicios públicos y de las reformas necesarias para solucionar el problema de la vivienda, pero finalmente se impuso la campaña impulsada desde el Ejecutivo español, del socialista Pedro Sánchez, que vinculó a EH-Bildu con la desarticulada organización armada ETA, lo que lastró el impulso electoral con el que inició la campaña.
Otxandiano advirtió eufórico, tras conocer los resultados, que hace cuatro años había una fuerza política que era hegemónica institucionalmente. Nos sacaban una diferencia de 10 escaños y ahora hay una competición entre dos fuerzas principales y eso significa que EH- Bildu está en el centro del mapa político en un momento histórico de nuestro pueblo.
Y agregó: jamás nos cansaremos de decir que estos resultados ponen sobre la mesa que hay un mandato popular: dar un salto en la soberanía vasca.
Con este panorama, el candidato del PNV, Imanol Pradales, será con toda seguridad el próximo presidente autonómico y sustituirá al actual, Íñigo Úrkullu, también del PNV, que estuvo ocho años en ese cargo.
La derecha nacionalista tendrá que reditar el actual pacto de gobierno que tiene con el PSE, que previsiblemente exigirá la negociación de un programa de gobierno y varios cargos, entre ellos el de la vicepresidencia. Es decir, que habrá continuidad de la actual administración y se impedirá así la alternancia hacia un proyecto liderado por la izquierda separatista vasca, que se ha convertido desde hace varias elecciones en la formación preferida para los más jóvenes.
Otra de las claves de la jornada electoral fue la debacle de la izquierda no independentista, encabezada sobre todo por Podemos, que ni siquiera logró representación parlamentaria y perdió más de 50 mil votos de los 71 mil que tenía. Una parte de esos sufragantes se fueron a Sumar, que entrará por primera vez en el Parlamento vasco con un diputado.
La nueva debacle de Podemos confirmó su paulatina extinción en prácticamente todos las autonomías del país y ya sólo mantiene una presencia residual en el Congreso español, con nada más cuatro diputados.
Además, se confirmó la continuidad de la presencia de la extrema derecha de Vox, que mantiene un diputado gracias a los votos obtenidos en la provincia de Álava.
Las negociaciones empezarán esta misma semana, pero el escenario está bastante despejado tanto para la derecha nacionalista como para el PSE, que con su apoyo al PNV se garantiza además que ese partido siga respaldando en Madrid las iniciativas del Ejecutivo español, presidido por Pedro Sánchez.
(Con información de La Jornada)