Danza, arma de identificación para poblaciones afromestizas
Esta etnia ha sido históricamente invisibilizada por los gobiernos y sus políticas públicas
Lo afromestizo ha sido históricamente invisibilizado en América Latina por los gobiernos y sus políticas públicas. Para manifestarlo, reivindicar a las etnias y conocer más sobre bailes con antecedentes africanos, Danza UNAM preparó un ciclo de charlas y clases de baile en el marco del Programa México 500.
La primera actividad fue la mesa redonda Bailes Afromestizos Latinoamericanos. Nuestros Pasos y Huellas de Negritud, en la que las bailarinas Patricia Ondo, Anaylen Bernal, Teodora Javier Quiñones y Cecilia Astudillo, de Colombia, Cuba, México y Chile, respectivamente, compartieron sus experiencias de vida y profesionales con respecto a este tipo de danza.
Cecilia Astudillo comentó que en Chile el movimiento de danza afrodescendiente no se originó sino hasta entrado el siglo XXI, como síntoma de un país que ha invisibilizado a esta población. “Lo cual es un punto súper importante porque no había un reconocimiento por parte del Estado chileno al pueblo tribal afrodescendiente durante siglos. Fue hasta el 2002, con la creación de la ONG Oro Negro, dirigida especialmente a la población afro en la localidad de Arica, que es donde hay mayor presencia afro en la nación, con, según estudios, 8 mil 300 miembros”.
Al nacimiento de la organización le siguieron proyectos y festivales que abogaban por el reconocimiento de la etnia, algo que no se concretó sino hasta 2009, cuando se presentó en la Cámara de Diputados un proyecto de ley que dio a sus comunidades e integrantes el derecho a conservar, desarrollar y fortalecer su identidad, instituciones y tradiciones sociales y culturales.
“Tenemos una ley que nos reconoce, pero un país que no nos entiende. Por eso la danza y la cultura han sido una de las armas más poderosas que hemos tenido para darnos a conocer”, dijo Astudillo.
La mexicana Teodora Javier hizo un reconocimiento al gobierno por haber considerado en el último censo a la población afrodescendiente, gracias a lo cual ahora se sabe que hay más de 2.5 millones de personas que se autodenominan afromexicanos.
Habló sobre las tres piezas afro más representativas de la Costa Chica de Guerrero, de donde ella es originaria. “Una es la Danza de diablos, con tintes africanos porque cuando llegó este grupo a la región veneraban a su dios, Ruja, a quien le bailaban para ser liberados del yugo de los españoles. En México la adaptaron para burlarse y manifestarse”.
Con vestimenta de españoles desgarradas, máscaras de diablo con piel de venado y barba de pelo de caballo, hacen homenaje a Ruja. “Es una danza fuerte, súper vistosa, muy agradable a la vista y para bailarla”. Las otras dos piezas son Danza de la tortuga y Danza del toro petate.
La colombiana Patricia Ondo y la cubana Anaylen Bernal narraron que su iniciación a la música y la danza afro fue desde la infancia, en los barrios donde habitaban y se criaron. La primera de ellas aseguró que “lleva en la piel, los genes y el alma esto de la afrodescendencia”, por ser cubana y nieta de una esclava.
Explicó que en Cuba hay danzas con antecedentes africanos adjudicadas a cuatro grupos étnicos diferentes. “Para hablar de danzas con antecedentes africanos en Cuba hay que hablar de: yorubas, ararás, regla de palo monte y abakuá”. Virginia Gutiérrez, responsable de Programación de Danza UNAM y moderadora de la mesa, informó que el ciclo de danza afromestiza será completamente gratuito e incluye clases de baile que se transmiten por las redes sociales de la dependencia todos los sábados a las 10 de la mañana.
“Estas cuatro invitadas serán nuestras maestras de bailes afromestizos de cada uno de sus países durante todos los sábados de aquí hasta diciembre. Nos van a dar una probadita, a dar a conocer los estilos”, anunció.
Otra actividad del ciclo fue un taller infantil para aprender a hacer máscaras como las utilizadas en la Danza de diablos de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca. La sesión se puede consultar en la página de Facebook de Danza UNAM.
(Con información de Gaceta UNAM)