Colonialismo y discurso de odio, dos grandes males: ONU
Guterres rechazó racismo, misoginia, mentiras, antisemitismo, antislamismo, estigmatización, discriminación y negación de genocidios
Naciones Unidas. El secretario general de la ONU, António Guterres, calificó al genocidio en Ruanda como un recordatorio brutal del legado del colonialismo y las consecuencias del discurso de odio.
La matanza fue impulsada por un intento explícito de destruir a los miembros de un grupo simplemente por su identidad étnica, recordó el alto representante ante la Asamblea General, reunida en una jornada de reflexión dos décadas después de los asesinatos masivos contra los tutsis.
El máximo responsable del organismo advirtió de las consecuencias del odio en este capítulo de la historia que culminó con la matanza de un millón de personas en 100 días.
Los genocidios culminan en violencia y muerte masivas pero empiezan con el arma de las palabras, alertó al recordar que en Ruanda esto fue impulsado por décadas de discursos contra los tutsis. Tres décadas después, la violencia verbal todavía nos rodea con ideologías divisivas y peligrosas que se transmiten a través del megáfono global de las redes sociales, dijo además.
Guterres rechazó la promoción del racismo, la misoginia, las mentiras, el antisemitismo, la intolerancia antimusulmana, la estigmatización, la discriminación y la negación abierta –o incluso la glorificación– de genocidios pasados, incluido el Holocausto y la matanza contra los tutsis.
La comunidad global debe oponerse unida a este torrente de discursos de odio y denunciarlo dondequiera que se encuentre, insistió.
En ese sentido, el titular de la ONU pidió unidad en un impulso global renovado para ratificar e implementar plenamente la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio y fortalecer los mecanismos de prevención y educación a las nuevas generaciones.
«Que la memoria de las víctimas estimule nuestras acciones e inspire nuestro compromiso para garantizar un mundo mejor y más seguro para todas las personas», enfatizó.
Esa oscura página de la historia terminó con el asesinato del 70 por ciento de la población tutsi entre el 7 de abril y el 15 de julio de 1994.
Se calcula que entre 500 mil y un millón de personas fueron asesinadas mientras la violencia sexual se generalizó y afectó a más de 250 mil mujeres.
Los asesinatos masivos se iniciaron tras el atentado del 6 de abril de 1994 contra el presidente ruandés Juvénal Habyarimana y el presidente burundés Cyprien Ntaryamira, ambos hutu, que murieron tras ser derribado el avión en el que viajaban por dos misiles lanzados desde tierra.
(Con información de Prensa Latina)