América Latina necesita vencer residuos autoritarios
La falta de ejercicio del voto efectivo y útil ha favorecido que los grupos conservadores mantengan el poder
Hay ciudadanos que temen al cambio, a proyectos progresistas y prefieren quedar anclados donde les venden ideas de bienestar y les compran el voto mediante la maquinaria política o la violencia.
Sin importar de dónde venga, el autoritarismo debe ser cuestionado porque contradice la esencia del Estado, que es la democracia, la libre participación y la elección de las personas.
En América Latina todavía hay una lucha pendiente para erradicar cualquier práctica de ese tipo, afirmó Fernando Neira Orjuela, del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe.
Al participar en la mesa redonda Liderazgos Políticos, Concentración del Poder y Presidencialismos: de América Latina a Rusia, organizada por el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la propia Universidad, el académico añadió que hay ciudadanos que temen al cambio, a proyectos progresistas y prefieren quedar anclados donde les venden ideas de bienestar y les compran el voto mediante la maquinaria política o la violencia.
La falta de coraje de la ciudadanía de ejercer el voto efectivo y útil ha favorecido que los sectores tradicionales mantengan el poder, así como se ha dejado llevar por caudillismos falsos, como los de Álvaro Uribe, en Colombia, o Jair Bolsonaro, en Brasil, que tienen apoyo religioso y de sectores ultraconservadores, consideró.
Neira Orjuela recalcó que el desprestigio de los partidos políticos latinoamericanos ha hecho que los remplazos se dificulten; no tienen nuevas generaciones y les falta generar procesos de formación de liderazgos a largo plazo.
Una de las dificultades más grandes que vemos en nuestra región, añadió el experto, es que un político tenga la capacidad de diferenciar entre tener el poder y hacerlo efectivo en beneficio de un proyecto político. Ese es uno de los grandes retos de América Latina: se crean liderazgos individuales, no colectivos.
Esta parte del mundo es de contradicciones políticas serias, donde necesitamos seguir configurando proyectos alternativos de nación; ese es el compromiso de los jóvenes, crear una nueva idea de Estado, y proyectos económicos, políticos y sociales de largo plazo, reales, de mayor compromiso institucional, por la vía democrática.
Soberanía incondicional
Marianna Abramova, de la Universidad Estatal de Moscú, Lomonósov, recalcó que fue sólo en la década del año 2000 cuando el discurso de la seguridad educativa y cultural apareció en la práctica y la teoría política de su país.
“El mérito del régimen de Putin es que oyó esta demanda pública acerca de intereses comunes y se atrevió a asumir la responsabilidad histórica de reconstruir nuestra nación, después de la destrucción liberal de los años 90”.
En su opinión, la reforma constitucional de 2020 creó instrumentos legales para profundizar este rumbo de política pública que el mandatario define como soberanía incondicional.
En tanto, Irina Dashkina, de la misma institución educativa rusa, remarcó que en América Latina no todos tienen las mismas oportunidades de participar en los procesos democráticos.
Por ejemplo, hay ciertos sesgos de género que afectan la participación de la mujer en ese ámbito; este fenómeno sociocultural se basa en valores y situaciones históricas.
(Con inofrmación de Gaceta UNAM)