Un republicano en Palacio Nacional, según Richter
Para ser ciudadano no basta la credencial del INE, hay que respetar las reglas de convivencia, ser honestos y actuar conforme a la Constitución, dice
En su libro El ciudadano republicano y la Cuarta Transformación, que comenzó a circular la semana antepasada, el abogado y activista Ulrich Richter Morales se muestra convencido de que tenemos ya un gobierno republicano.
Aún no cumple un año en el gobierno, pero ya puede definirse el proyecto político de Andrés Manuel López Obrador: “No es de izquierda ni de derecha; quizás una combinación de ambas, pero sobre todo es un proyecto republicano”, comenta el abogado y activista Ulrich Richter Morales.
Y añade: si bien las “primeras etapas del cambio han resultado difíciles de entender, sopesar y juzgar, en sus primeros meses de gestión se observa el hartazgo, combinado con la “virtud cívica”.
En su libro El ciudadano republicano y la Cuarta Transformación, publicado por Océano, Richter Morales sostiene: “Escándalos de corrupción, impunidad, desapariciones, condonaciones fiscales, privilegios, insensibilidad de la clase gobernante y un sentimiento de orfandad generalizado orillaron a la ciudadanía a ejercer un voto contra el viejo régimen y a pensar un nuevo comienzo para el ‘bien común’”.
–¿Qué es la cuarta transformación? –pregunta el reportero.
–Es convertir a nuestro país en un país de ciudadanos republicanos.
“Parte de la tesis de este libro y en otros que he escrito, dice que en México hay un déficit de ciudadanos. No por el hecho de tener una credencial de elector somos ciudadanos, sino por el hecho de respetar las reglas de convivencia, manejar la honestidad y seguir las reglas como dice la Constitución.”
Ese es el proyecto que se encuentra en construcción, dice el autor. E insiste: “Hay un déficit de ciudadanos”, pues dicho estatus no es algo que construya el Estado o el nuevo gobierno; es un proyecto “en el que debemos participar todos”.
También existen “resabios” del viejo sistema que, dice, incluso se han colado al equipo de gobierno. “¿El mayor error? Sin duda algunos miembros del equipo del señor presidente. Yo creo que debería tener un equipo completamente republicano… pero lo dejan solo”, apunta.
Richter Morales considera que funcionarios como Jorge Alcocer Varela, secretario de Salud, y Manuel Barttlet Díaz, titular de la Comisión Federal de Electricidad, ya tienen una amplia carrera política, por lo que “deberían darles paso a las nuevas generaciones”.
Otros, dice, representan la antítesis de un proyecto republicano, como Jaime Bonilla, gobernador electo de Baja California, quien busca ampliar su mandato de dos a cinco años.
A construir ciudadanía
A decir de Richter Morales, quien ha sido abogado de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México, autor de uno de los amparos que condujeron a la jurisprudencia para el uso lúdico de la mariguana y un reciente litigio contra la transnacional Google por la difusión de fake news, parte del proyecto republicano consiste en empoderar la participación ciudadana.
Dice, optimista: “Creo que sí se puede construir ciudadanía y hay que aprovechar todos estos instrumentos de democracia participativa que el nuevo gobierno está planteando. Algunos deben regularse, para tranquilidad de la oposición política; lo demás debemos aprovecharlo”.
Parte de este proyecto, insiste el entrevistado, se encuentra en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 y en las obras y discursos del presidente López Obrador.
Los paralelismos históricos entre la “tradición republicana”, por ejemplo, dice, pueden leerse en los libros Neoporfirismo: hoy como ayer y 2018: la salida, escritos por López Obrador, quien recurrió a pensadores clásicos como Cicerón, Aristóteles, Rousseau y Maquiavelo.
La relación republicana descansa en lo que los “griegos llamaban politeia”; es decir, “el sinónimo de una comunidad política bien gobernada, entendiendo que dicho gobierno prioriza el bien común sobre los intereses particulares”, puntualiza el autor de El ciudadano republicano y la Cuarta Transformación.
Dice que las referencias morales de López Obrador, como La Constitución moral o el llamado a la conformación de la polémica “República amorosa”, forman parte de ese breviario político en el que el “bien común es privilegiado por encima del individualismo del sálvese quien pueda”. Esa exigencia también fue plasmada en el hartazgo ciudadano que exigía ser tratado como ciudadano y no como súbdito.
–¿Cree que López Obrador sea más republicano que de izquierda? –se le pregunta.
–Tiene muchos elementos del republicanismo que puede confundirse con la izquierda. Es decir, muchos ingredientes de esa virtud cívica. Lo vemos en la Constitución moral: el presidente es mucho de valores cívicos y democráticos. Y por eso yo sí veo a un republicano inspirado en esa virtud cívica. Para mí sí es más republicano.
–¿Usted cree que nos encontramos ante el fin de la política liberal?
–Hay algunas cosas importantes del liberalismo como mantener la libertad de expresión, los derechos humanos, etcétera, y las virtudes del republicanismo, como son la igualdad y la participación ciudadana. A eso yo me refiero en El ciudadano republicano y la Cuarta Transformación.
“Lo que para mí sí está acabado es el neoliberalismo, como lo ha enfatizado el presidente. El liberalismo que reivindico, como proyecto político, es el que surgió con el republicanismo que se gestó en la Revolución francesa: creo que ese espíritu también debe ser recogido en pro de los ciudadanos.”
La soledad de AMLO
En su libro anterior, Manual del poder ciudadano: lo que México necesita, el ensayista explicó la necesidad de reivindicar la ciudadanía del ciudadano y la idea de que éste puede convertirse en una fuerza transformadora.
Pero esa fuerza apenas se encuentra en construcción: antes, existen tres frentes abiertos que debe sortear.
El primero se esconde en la pobreza que padecen millones de mexicanos: millones de ciudadanos continúan anclados en el reino de la necesidad que los “obliga a satisfacer sus necesidades más básicas” por encima de sus obligaciones cívicas. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, casi la mitad de los mexicanos están en esta situación.
“No creo que el presidente no es un populista cuando dice ‘primero los pobres’ y después ‘hay que aumentar el salario’. Es un principio lógico que si sigue existiendo esa pobreza no pueden existir personas que piensen en ese bien común”, recalca el entrevistado.
En el segundo impedimento subyacen elementos de una cultura autoritaria que se resiste a morir. Según Richter Morales, algunas personas del gabinete de AMLO y de Morena no comparten el republicanismo del presidente. Y vuelve a mencionar al bajacaliforniano Jaime Bonilla
El tercer frente abierto consiste en la falta de cuadros que le den continuidad al proyecto de López Obrador. Para el autor de El ciudadano republicano, la lealtad del presidente hacia la gente que lo apoyó ha permitido que a Morena lleguen personajes con perfiles políticos que poco o nada tienen que ver con el republicanismo que le dio la victoria.
–¿Usted cree que es la utopía de un solo hombre?
–Está luchando contra todos, incluso contra un gobernador electo como Bonilla, quien fue impulsado por su partido.
–Recientemente hemos vistos distintas señales de esa cultura política en Morena: la disputa por el poder. ¿El partido del presidente podría convertirse en un lastre para el desarrollo de una ciudadanía republicana?
–Yo no lo vería como un lastre, sino que puede quedarse (empantanado) y la ciudadanía puede rebasarlo. Ya van dos mensajes que le dan: que no se quede con esos resabios. Donde despegue más el presidente, Morena se va a quedar y se va a desinflar. Porque como tú dices: está tomando algunos vicios de los otros partidos que hoy vemos en decadencia.
–¿Ve usted peligros dentro del propio partido?
–No, pero… Esas peticiones de reelección en varios estados lo único que hacen es perjudicar al propio presidente; a veces lo veo solo, peleando todas las batallas: que si llegaron las medicinas; que si no llegaron; que si el señor Bonilla ya armó un numerito; que si ya pidieron la desaparición de poderes.
(Con información de Proceso)