Tren Maya lleva a conocer la inmensidad del pueblo maya

Los estudios van a alimentar la investigación arqueológica varios decenios, y contribuirán al conocimiento de la civilización maya

Ciudad de México. Los trabajos de salvamento arqueológico derivados de las obras del Tren Maya –cuya ruta abarcará cerca de mil 500 kilómetros, divididos en siete tramos– han permitido enriquecer ampliamente la visión que se tenía sobre esa importante civilización prehispánica y constatar la enorme densidad poblacional que existía en el área de la península de Yucatán y la selva maya antes de la Conquista, afirma Diego Prieto Hernández, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

En entrevista con La Jornada, el funcionario dice que nunca imaginaron “la inmensidad de construcciones que habríamos de encontrar, sobre todo en el tramo 7, que va de Chetumal a Escárcega, lo cual, por supuesto, ha obligado a tener un dispositivo a fin de acelerar los trabajos de salvamento para la liberación del derecho de vía”.

Prieto explica que en este punto de los trabajos es necesaria “una reflexión sobre los sistemas urbanos, así como sobre las estructuras sociales y políticas mayas, pues no encontramos necesariamente en el mismo periodo un solo centro hegemónico, sino ciudades-Estado que compiten entre sí, que intercambian, desde el punto de vista comercial y de conocimientos, una serie de expresiones culturales, y vamos reconociendo cómo se van configurando regiones culturales a partir, por ejemplo, de los estilos (arquitectónicos) preponderantes, ya sea el estilo Petén, el Costa Oriental, el Puuc o el Chenes”.

En entrevista telefónica, reiteró que las labores de salvamento arqueológico implican no sólo la recuperación de materiales y la protección de monumentos, sino también tareas de investigación.

Sistematización digital

Si bien los siete tramos del Tren Maya cuentan ya con “el visto bueno” del INAH y los mayores avances en el tendido de vía se registran en los tramos del 1 al 4, destacó que los especialistas de esa institución continúan con el acopio de materiales arqueológicos, la limpieza de los mismos, su clasificación y ordenamiento.

“La sistematización digital de toda esa información es inmensa, ya rebasa 70 terabytes de almacenamiento. Es una información valiosísima, para que en el futuro se desarrollen investigaciones, tesis de licenciatura y de posgrado; en fin, estos estudios van a alimentar la investigación arqueológica seguramente en los próximos 20 o 30 años, y contribuirán a profundizar en el conocimiento de lo que ha sido y que todavía persiste de la civilización maya”.

Según el funcionario, las investigaciones en el área maya han permitido encontrar cómo se fueron dispersando los estilos arquitectónicos, y constatar planteamientos ya trabajados por la arqueología relacionados con los distintos momentos y periodos, así como con la caída de algunas ciudades hegemónicas y el desarrollo de otras.

“Podemos tener mucho mayor información, por ejemplo, de la estructura de caminos o sacbés, de esquemas de intercambio cultural, comercial y poblacional, y asuntos migratorios. Hay muchos temas que vamos a poder iluminar a partir de la información que se está recuperando, toda ella georreferenciada y vinculada como una estratigrafía muy minuciosa, con el estudio de contextos y también de rasgos naturales asociados a la presencia de grupos humanos”.

El funcionario recordó que, por instrucción presidencial, el proyecto del Tren Maya incluye el Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), mediante el cual se intervendrán cerca de 50 zonas arqueológicas, gran parte de ellas ya abiertas al público.

“Para concentrar los esfuerzos y no dispersar demasiado, se acordó incluir 29 zonas arqueológicas (en la ruta del Tren Maya); originalmente, eran 26, pero se han ido incorporando más, que serán atendidas con este Promeza, el cual comprende acciones de investigación, conservación, habilitación de senderos, mejoramiento y actualización de cedulario y señalética a lo largo de los recorridos en la zona”.

Subrayó que, como parte de ese programa, en el terreno de la investigación se han realizado hallazgos muy destacados, como el de una estela dual en la zona arqueológica de Uxmal, en una de cuyas caras se aprecian relieves de una deidad o personaje masculino y, en la otra, de una deidad femenina; o en la zona arqueológica de Palenque, de una especie de cementerio y, como parte de éste, algunas tumbas con “ofrendas bastante sugerentes”.

También mencionó un elemento escultórico adyacente a una de las fachadas de la Acrópolis de la zona de Ek’Balam en el que se denota a un prisionero que es tomado de los cabellos por una figura aparentemente de mujer, así como el reciente hallazgo en la zona arqueológica de El Tigre, en Campeche, de una tumba contenida en una cista o vasija de barro en la que se observa una falange y un anillo de jade.

Diego Prieto resaltó que tanto el Promeza como los trabajos de salvamento arqueológico han incorporado a centenares de arqueólogos, antropólogos físicos, restauradores, geógrafos, biólogos o antropólogos sociales, algunos de ellos ya muy avezados, pero también muchos jóvenes.

“Es decir, también se está gestando una nueva generación de estudiosos del área maya”. Para concluir, subrayó que, a raíz de las obras del Tren Maya, se abrirá una nueva zona arqueológica: Ichkabal, en Quintana Roo, a más tardar en agosto de 2024, además de crearse los museos del Puuc, en la zona arqueológica de Kabah, y en la Costa Oriental, en Tulum, entre otros aspectos.

(Con información de La Jornada)

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