Standard and Poor’s ve un AMLO afín al mercado

Ciudad de México. El cambio de gobierno en México, el próximo 1 de diciembre, anticipa “un punto de inflexión político y económico que podría trazar la dirección que tomará el país en la siguiente década”, consideró Global Ratings (S&P).

A partir de los anuncios realizados hasta ahora, S&P consideró que el pragmatismo es una de las características que tendrá el nuevo gobierno. “La nueva administración probablemente fortalezca el papel del Estado en temas económicos, pero sin llevar a cabo un cambio sustancial hacia políticas antimercado o populistas”, comentó la firma financiera.

“Esperamos que la política fiscal siga siendo cautelosa y que evite grandes desequilibrios”, así como continuidad en las políticas monetaria y cambiaria (la primera es responsabilidad del Banco de México y la segunda del propio banco central y la Secretaría de Hacienda).

La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el inicio de una nueva administración federal modificarán el entorno de negocios en México, apuntó la firma calificadora. Las empresas mexicanas tendrán que ser más flexibles para ajustarse a la política económica del nuevo gobierno, al tiempo que seguirán expuestas a otros riesgos domésticos e internacionales, añadió.

“El pragmatismo será importante para mantener el crecimiento económico y los fuertes vínculos económicos de México con Estados Unidos “, añadió.

Después de varios años de caída en la inversión pública, S&P destacó que las propuestas hechas hasta ahora por Andrés Manuel López Obrador buscan aumentar la inversión en obra pública e infraestructura, así como un mayor desarrollo del sector de la vivienda; incrementar el ingreso familiar que estimule el consumo privado; afrontar la corrupción y fortalecer el marco legal; además de abordar los problemas de seguridad pública en el país.

El déficit de infraestructura

En el reporte, S&P consideró que varios años de baja inversión del sector público en infraestructura han limitado las expectativas de crecimiento a largo plazo del país. Históricamente, el gasto del sector público en capital físico, sin considerar el gasto de Petróleos Mexicanos (Pemex), ha sido menor a 3 por ciento del producto interno bruto (PIB).

México aún está rezagado con respecto a sus principales socios comerciales en términos de desarrollo de infraestructura. Por lo tanto, para fomentar el crecimiento y mejorar la competitividad, debe seguir invirtiendo en este rubro, añadió.

Al igual que con la actual administración, se espera que el nuevo gobierno busque afrontar las debilidades que han limitado el desarrollo del mercado interno del país, particularmente en los estados del sur, dijo la calificadora.

Durante su campaña presidencial, López Obrador expresó su escepticismo con respecto a la apertura del sector de energía de México a las empresas privadas desde 2013, así como hacia la construcción en curso del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, recordó S&P.

Sin embargo, en opinión de la calificadora, el desarrollo del sector de energía, que podría ser la principal fuente de inversión privada, impulsaría el crecimiento del PIB, la creación de empleos y los ingresos del sector público.

“En nuestro escenario base no prevemos grandes cambios en la estrategia energética del país en el corto plazo”, planteó. Consideró que el nuevo gobierno tendrá incentivos para aprovechar la flexibilidad derivada de la reciente reforma energética para atraer inversión privada al sector. Además, asumió como poco probable que el país elimine la actual estrategia para incrementar la generación de energía con el uso de gas importado de Estados Unidos en el corto plazo debido a factores como:

Varios proyectos de gasoductos están programados para empezar a operar en los siguientes dos años; inversiones masivas y riesgos asociados en actividades que garantizan importaciones alternas de gas natural licuado y/o mediante el incremento de la producción interna, y diferenciales de precio potencialmente considerables y costos de transporte, en comparación con los de otras fuentes de gas natural.

Por otra parte, las propuestas para incrementar la capacidad hidroeléctrica y el compromiso de continuar con el desarrollo de fuentes alternas de electricidad deberían traducirse en nuevas oportunidades de inversión en el sector, señaló S&P.

López Obrador ha señalado la dependencia de México de la importación de gasolina de Estados Unidos como una preocupación. Aunque la nueva administración podría reconsiderar los planes existentes para la integración de energía con Estados Unidos, particularmente, el nivel de importación de productos de petróleo refinado, tendría que analizar la significativa inversión, y el potencial rendimiento de las inversiones, involucrada en el desarrollo de la nueva capacidad de refinación, a fin de reducir la dependencia energética, dijo.

Sin embargo, reconoció que un cambio en la estrategia en el curso de varios años ciertamente generaría nuevas oportunidades de inversión en México.

(Con información de La Jornada)

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