Migrantes, refugiados e indígenas, víctimas del sistema
Para reflexionar sobre las condiciones de vida y desafíos que enfrentan personas, grupos y colectivos de muy alta vulnerabilidad, con la finalidad de delinear nuevas estrategias para la investigación, atención, intervención e inclusión social, se realiza el congreso Desafíos y Reflexiones para la Atención e Inclusión Social de las Personas Migrantes, Refugiadas, Repatriadas, Indígenas y en Desplazamiento Forzado: una Perspectiva desde los Derechos Humanos, la Interculturalidad y el Trabajo Social.
En la inauguración del encuentro –en la que también participó Luciana Gandini, coordinadora del Seminario Universitario de Desplazamiento Interno, Migración, Exilio y Repatriación–, Leonardo Lomelí Vanegas, secretario general de la UNAM, refirió que México es un país de repatriados y refugiados, fenómenos que no deben concebirse como un problema, sino como una oportunidad para construir modelos de intervención social, para atender y empoderar a la población migrante, y dimensionarla como factor de desarrollo.
También mencionó que siete de cada 10 personas hablantes de lengua indígena están en situación de pobreza y 87 por ciento de los municipios mayoritariamente indígenas vive en grados altos o muy altos de marginación. Vinculado con esto, un fenómeno que afecta directamente a esos grupos es el desplazamiento forzado, problema que no suele reconocerse públicamente, a pesar de la existencia de casos y testimonios ampliamente documentados.
De acuerdo con un informe especial de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), publicado en mayo de 2016, entre 2012 y 2014 hubo 35 mil 433 víctimas de desplazamiento forzado en la nación. “Algo es claro: en México miles de indígenas y personas en condiciones de vulnerabilidad son víctimas de la violencia y conflictos territoriales, mercantiles, religiosos o políticos que les obligan a desplazarse dentro del país, abandonando sus hogares en búsqueda de seguridad y bienestar”.
En este congreso (convocado por la Escuela Nacional de Trabajo Social, ENTS; el Seminario Universitario de Estudios sobre Desplazamiento Interno, Migración, Exilio y Repatriación, SUDIMER, y la asociación Casa Refugiados), 110 conferenciantes dialogarán y reflexionarán en torno a cinco ejes temáticos. Será un evento del que saldrán conclusiones y propuestas muy importantes, consideró Lomelí.
Por su parte, Leticia Cano, directora de la ENTS, resaltó que hoy en día se criminaliza a la migración y a quienes emigran, sobre todo hacia el norte de nuestra nación. Actualmente, México es un país de origen, tránsito, destino y retorno de migrantes.
Las variantes de movilidad humana tienen componentes comunes; pero también coexisten características, necesidades y problemáticas particulares y colectivas que exigen una respuesta integral, multidisciplinaria, incluyente y diversa, para conformar una política pública con enfoque de derechos humanos que sirva a quienes más lo necesitan, sostuvo.
Las personas migrantes, refugiadas, repatriadas y en desplazamiento interno y forzado enfrentan cotidianamente problemas que van más allá de su condición migratoria. “Tenemos que decirlo: la edad, educación, color de piel, situación económica, ideológica, política, preferencia sexual o lugar de origen incrementan los agravios en su contra y la violación reiterada a sus derechos humanos”.
Riesgo
En la conferencia inaugural, Jesús Salvador Quintana Roldán, director general de la Quinta Visitaduría de la CNDH, recordó que han surgido voces discriminatorias, racistas, xenófobas, que ponen en riesgo la movilidad humana. En 2015, la Organización de las Naciones Unidas estableció que 244 millones de personas viven fuera de su país, 41 por ciento más respecto del año 2000.
En ese mismo año reportó que 21 millones de individuos tenían la condición o solicitaban refugio, tres millones eran solicitantes de asilo y 40 millones de personas estaban desplazadas forzosamente dentro y fuera de sus naciones. Estas cifras desafían a la humanidad, que debe encontrar una perspectiva de vida para todas ellas.
En lo que respecta a nuestro territorio, en 2016 se repatriaron de Estados Unidos a 219 mil 932 mexicanos; en 2017, la cifra disminuyó a 166 mil 936. Como país de origen, tránsito, destino y retorno, México tiene muchos desafíos, uno de ellos, llegar a una migración regular, segura y, sobre todo, respetuosa de los derechos fundamentales.
(Con información de Gaceta UNAM)