Leyes de la Guardia Nacional generan temor de senadores
“Son las funciones que tenía la Policía Federal. Es el mismo capítulo pero con elementos del Ejército y la Marina”, dice Mancera
En las carreteras federales y en los aeropuertos, en las aduanas, zonas fronterizas, estaciones migratorias, parques nacionales, penales, en el espacio aéreo, en los medios de transporte de las vías generales de comunicación… en cualquier lugar estará la Guardia Nacional, según el borrador de la ley reglamentaria en la materia que el gobierno federal envió al Senado.
La Guardia Nacional podrá vigilar la red pública de internet, así como solicitar, previa autorización de un juez, datos sobre equipos de comunicación móvil en tiempo real; recabar información en lugares públicos; investigar delitos bajo la conducción del Ministerio Público; realizar operaciones encubiertas, y participar en detenciones, señala el documento.
“En lugar de decir Policía Federal (PF) dice Guardia Nacional.
“Son las funciones que tenía la Policía Federal. Es el mismo capítulo pero con elementos del Ejército y la Marina”, dice a Proceso Miguel Ángel Mancera, coordinador del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Senado.
El jueves 11 el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo Montaño; el consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, y el subsecretario de Gobernación Zoé Robledo entregaron a la Cámara de Senadores las iniciativas de ley para la operación del nuevo cuerpo armado: La Ley de la Guardia Nacional, la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza, la Ley Nacional del Registro de Detenciones y la Ley General del Sistema de Seguridad Pública.
La Ley de la Guardia Nacional, reglamentaria del artículo 21 de la reforma constitucional, señala que aquella será una institución policial de mando civil con autonomía técnica, operativa y de mando, adscrita al ramo de la SSPC. “Pertenecerá a la Administración Pública Federal como órgano administrativo desconcentrado”, dice la propuesta.
(Lea el reportaje completo en Revista Proceso 2015)