Industria corrompe políticos en lucha contra la obesidad

«Para lograr mejores ambientes alimentarios es necesario cambiar la dinámica entre gobierno y la industria alimentaria”: Swinburn

En la batalla contra la obesidad, la industria sabe presionar y corromper a los políticos, aseguró en conferencia Boyd Swinburn, experto internacional en el conocimiento y evaluación de políticas contra la obesidad.

«Para lograr mejores ambientes alimentarios es necesario cambiar la dinámica entre gobierno y la industria alimentaria, ya que suelen dominar a las autoridades, impidiendo establecer regulaciones que son efectivas para reducir el consumo de alimentos y bebidas no saludables, con alto contenido de azúcares, grasas y sal».

El Poder del Consumidor (EPC) invitó al especialista quién habló sobre la necesidad de seguir el ejemplo de políticas públicas para combatir la epidemia de obesidad en el país, como Chile, quien, dijo, ha implementado un etiquetado frontal útil para los consumidores.

Además, dijo, que este tipo de etiquetas sirve también para restringir la publicidad de comida chatarra a niños, así como la promoción de sus productos locales a fin de llevar una alimentación saludable en las escuelas, convirtiéndo a Chile en un país de vanguardia para el combate a la obesidad.

Sin embargo, reiteró, el gran opositor de la implementación de estas políticas públicas es la industria de alimentos y bebidas quien sigue una serie de estrategias para no ser regulada como: creación de evidencia científica a modo, realiza un intenso cabildeo con autoridades, financia iniciativas a través de organizaciones que responden a sus intereses, argumenta barreras comerciales, y amenaza con acciones legales, todo esto con el fin de dividir a la opinión pública.

En ese sentido reconoció que la sociedad civil tiene un rol importante para monitorear e incrementar los sistemas de rendición de cuentas como es el caso de INFORMAS, una red global de interés público formada por nueve universidades líderes, organizaciones y académicos en 44 países que monitorean y evalúan los entornos alimentarios saludables para reducir la obesidad y las enfermedades no transmisibles.

“Los países en desarrollo como México, con ingresos medios, suelen tener más problemas en materia de salud que los países pobres y ricos, esto se debe a que la población tiene una mala interacción con el ambiente alimentario, tiene acceso a una alta disponibilidad de productos ultraprocesados y un bajo consumo de alimentos frescos como frutas y verduras. El patrón anterior deriva en la generación de un aumento en obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares”, señaló Boyd Swinborn, Copresidente de Políticas de Prevención en la Federación Mundial de Obesidad.

“La evidencia científica juega un rol muy importante para contrarrestar los argumentos de la industria a través del monitoreo y evaluación del progreso de la política pública, la presentación de casos de estudio sobre los cambios que han sido exitosos, y la evidencia del impacto positivo de estas políticas y acciones”.

Swinburn recomendó fortalecer el monitoreo de la rendición de cuentas respecto de los programas de obesidad y enfermedades no transmisibles que se implementan en los países.

Estos, acotó, deben considerar, por ejemplo, la diferencia entre responsabilidad social y la rendición de cuentas. «La industria debe hacerse responsable de los productos que vende y las consecuencias que generan y ser congruente con lo que promete y cumple.

«Número dos, reendición de cuentas independiente libre de conflicto de interés. Apoyada por el trabajo de académicos y organizaciones de la sociedad civil, llevar a cabo un monitoreo como eje central de la rendición de cuentas, así como la necesidad de un monitoreo minucioso de la implementación de políticas».

(Con información de La Jornada)

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