El debate de las pensiones está en el monto del ahorro
Incrementar la edad de retiro de tres años para posponer la pensión de algunos millones de mexicanos no resolvería el problema
El debate sobre subir la edad de jubilación de los trabajadores para que su pensión sea suficiente durante su vejez ha retomado un nuevo aire, pero expertos opinan que este no es el foco del problema.
El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, sostuvo el miércoles 9 que esa es la forma más adecuada para lograr que las pensiones de las personas retiradas sean suficientes; a esta postura se sumó el subgobernador del Banco de México, Gerardo Esquivel, quien consideró que esta acción es “inevitable”.
Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió que al menos durante este sexenio, la edad de retiro no se elevará. En el mismo sentido, académicos y especialistas consideraron que la opción no pasa por aumentar el tiempo de trabajo.
“Pretender incrementar la edad de retiro de tres años para que a partir de ello se pueda posponer el retiro de algunos millones de mexicanos pues no resolvería el problema, lo único que haría es trasladaría tres años más, pero en esencia el problema persistiría”, aseguró José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), en entrevista con Forbes México.
Al respecto de la discusión, Gloria Arellano, doctora en derecho especializada en asuntos laborales, explicó que aumentar la edad de jubilación de los trabajadores no cambiaría significativamente los recursos de los que dispondrán tras culminar su vida laboral activa, pues lo realmente importante es el monto de recursos que hayan acumulado.
Actualmente, el sistema de pensiones de México para los que empezaron a cotizar después del 1 de julio de 1997 ante el IMSS y que empezarán a jubilarse en 2022 establece una aportación obligatoria a su cuenta individual de 6.5 por ciento del salario del trabajador.
“De acuerdo con la Consar (Comisión Nacional de Ahorro para el Retiro), la tasa de reemplazo con las pensiones actuales es de apenas 20 por ciento del último salario”, es decir, una quinta parte de su último sueldo como trabajador, advirtió Arellano. “Lo ideal sería subirlo (el nivel de aportaciones) al 12 por ciento”.
Según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre la crisis de pensiones para el caso de México publicado en 2015, la aportación para duplicar la tasa de reemplazo tendría que ser de entre 13 y 18%.
También hay que poner atención en las comisiones y los rendimientos que ofrecen las Afores a los trabajadores. Actualmente, los cobros que hacen estos fondos rondan el 10 por ciento en promedio, estimó Román Moreno, docente de Economía de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM.
“Las comisiones en promedio, veíamos en un análisis, ya superan el 10 por ciento, eso es un lastre que no permite a los trabajadores mismos tener mejores posibilidades de ahorro”, criticó.
Además, resaltó que los rendimientos que suelen ofrecer a los trabajadores son de máximo 8%, a pesar de que generalmente los recursos que concentran se invierten en fondos de alto riesgo, como infraestructura o portafolios de inversión.
“No hay alguna ventaja clara para los trabajadores”, insistió.
A ello hay que sumar el creciente peso que tienen las pensiones para los recursos públicos. En el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2020 se contempla más de 1 billón de pesos para pensiones, lo que representa 4.2% del PIB para el próximo año y más de 6% que el presente año. “El gasto en pensiones sigue presionando las finanzas públicas, lo que tiene consecuencias para la generación actual y futura”, alertó en septiembre el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, lo que presiona para buscar un nuevo esquema de pensiones en el país.
¿Cómo resolver el problema?
Entre las alternativas están rediseñar el sistema de pensiones para complementar las cuentas individuales con una pensión universal, así como un esquema de ahorro con beneficios fiscales, propuso Arellano.
“Primero, que hubiera una pensión mínima garantizada no contributiva, es decir, fondeada por los recursos fiscales. El otro, que los trabajadores tanto del IMSS como del ISSSTE eleven en el esquema de la aportación definida, el nivel de aportación; hoy es de 6.5% de cotización de acuerdo con su salario; que se elevara al 12%.
“Y una tercera sería un verdadero ahorro voluntario, pero con incentivos reales (fiscales), no las barbaridades que hoy están de aportaciones voluntarias, que podría ser en las afores, en los bancos, que sea específicamente dedicado a complementar la pensión y con beneficios fiscales reales”, aseguró.
Igualmente, Moreno destacó que fortalecer la educación financiera, especialmente de los jóvenes, con el foco en el ahorro voluntario específicamente para el retiro permitirá que ellos mismos tengan el control de sus ingresos en el futuro.
“Dentro de los esquemas de educación financiera, se plantea siempre estar hablando del ahorro y que tú como joven tienes que preocuparte de generar tu propio fondo, generando un esquema de ahorro voluntario, haciendo un presupuesto de tus ingresos y diferenciarlo de tus gastos”, resaltó.
(Con información de Forbes México)