Damnificadas por sismo del 2017 todavía viven en la calle

Jojutla, Morelos. A 10 meses del sismo que dejó en la calle a decenas de personas, las obras de reconstrucción en Jojutla avanzan muy lentamente y todavía hay familias que viven en la calle.

Entre el centro y la colonia Emiliano Zapata, zonas con las mayores afectaciones tras el sismo, aún hay familias viviendo en carpas y tiendas de campaña, mientras sus viviendas son levantadas con recursos del gobierno y de la fundación Carlos Slim.

Los refugios que fueron instalados durante la emergencia, particularmente en la alameda y en la unidad deportiva denominada “La Perseverancia”, fueron desalojados en enero pasado por elementos del Ejército Mexicano.

“Fue triste. A la gente se le dijo que tenía que buscar otro lugar para vivir. Nadie creyó que se atreverían a desalojar. Un día en la madrugada llegaron los militares y desalojaron a las familias. ¿Y a dónde se fueron? Pues a donde pudieron, muchos de ellos siguen sin nada, así como los dejó el sismo”, informó un vecino.

A un lado de la alameda, sobre un predio que antes del 19 de septiembre era ocupado por “una casa de adobe preciosa”, según Zavaleta Castro, hoy se observan dos tiendas de campaña y una techumbre de láminas construida por sus habitantes. Un hombre con pantalón y chanclas riega agua sobre las láminas “para bajar el calor”.

De hecho, algunas construcciones apenas van a ser demolidas, mientras que la plaza principal, la alameda y otros parques de la localidad continúan cercados con tablas, debido a los trabajos de remodelación y en algunos de reconstrucción.

Hasta ahora se está pavimentando la calle principal, y el palacio municipal sigue en ruinas porque no hay recursos –8 millones de pesos, según las autoridades– para ser restaurado.

Durante un recorrido por la plaza principal, el historiador Jesús Zavaleta Castro, director del Centro de Documentación del Estado de Morelos, nacido en esta ciudad, informó que una fuente que se encontraba en el lugar no fue dañada por el sismo, más bien fue un “error” de los contratistas, quienes la hicieron pedazos.

“Era un punto de encuentro de la gente. Todos recordamos cómo en esa fuente vinimos de niños a jugar. Desafortunadamente ahora fue destruida”, recordó.

De acuerdo con el historiador, la fuente original era del siglo XIX, y luego de que fue destruida, hace 30 años, se construyó una igual, que en septiembre pasado fue despedazada. El contratista se comprometió a colocar una réplica en el mismo sitio, “pero debe ser idéntica a la original, no a la réplica que terminó destruyendo”, abundó Zavaleta.

Algunas de las obras de reconstrucción en Jojutla se realizan a través de donativos de la fundación Hogares, vinculada al Infonavit, pero los trabajos de drenaje los paga el gobierno del estado.

La alameda, que sirvió de refugio a las personas que se quedaron sin vivienda, ahora está cercada por una reja y dentro se observa a trabajadores y varias máquinas. A unos metros, al cruzar la calle, se encuentran restos de los que fue el Puente de los Suspiros, que conectaba a Jojutla con Panchimalco y otras comunidades.

El puente, que resultó dañado por el sismo del 19 de septiembre, era usado por los peatones, pero el 31 de mayo pasado la empresa contratada por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), responsable de la obra, decidió demolerlo, dejando incomunicadas a ambas localidades.

De acuerdo con los vecinos, el pasado primero de julio mucha gente no pudo votar porque la ausencia del puente implicaba dar una larga vuelta, pero lo peor de todo es que las obras de reconstrucción del puente están paradas y apenas se observan en el lugar unas cintas rojas con la palabra: “peligro”.

(Con información de Proceso)

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