Crece 42 por ciento demanda de espacios industriales
Una economía abierta, con tratados de libre comercio y talento joven, otorga al país “ventajas sobre otros países para la relocalización”
Ciudad de México. La “gran ventana de oportunidad” para México, que ha dejado la interrupción de cadenas de producción y suministro, se basa en asentar un mayor número de maquilas para abastecer al mercado más grande del mundo: Estados Unidos.
La Secretaría de Hacienda lleva meses presentando a la relocalización de empresas, un proceso conocido como nearshoring, como marco para atraer inversión y destaca el disparo en la demanda de parques industriales en el país.
Sin embargo, la mayoría de esos desarrollos, que buscan fabricar para el consumo estadunidense, se asientan en cuencas con alta y muy alta presión hídrica y prácticamente son nulos en el sureste del país, donde hay más capacidad para atender a industrias sin dejar de dar suministro a la población, muestran datos de la Asociación Mexicana de Parques Industriales Privados (AMPIP) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Durante la presentación de esquemas de financiamiento con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, indicó que en los primeros tres meses de este año la demanda de espacios industriales en el país creció 42 por ciento comparado con el mismo lapso del año pasado, y la tasa nacional de vacancia de naves industriales se encuentra en 2.8 por ciento, su nivel más bajo en 10 años.
“La relocalización de empresas es una realidad y ya se está viendo reflejado en México, en el país se encuentran en construcción 4.7 millones de metros cuadrados, el doble de lo reportado hace un año, y tan solo en el primer trimestre del año se inició la construcción de 82 naves industriales que suman 1.4 millones de metros cuadrados”, destacó Yorio.
El hecho de que el país sea una economía abierta, con tratados de libre comercio y cuente con talento joven, otorga a México “ventajas sobre otros países para la relocalización”, subrayó.
Corredores industriales
La Secretaría de Hacienda presentó un programa de financiamiento a través de la banca de desarrollo para pequeñas y medianas empresas y otro directamente con BID Invest para empresas que se instalen en el Istmo de Tehuantepec, región en la cual desde el sexenio pasado se busca generar corredores industriales.
De acuerdo con estimados del BID presentados en junio, México es el país latinoamericano donde más pueden crecer las exportaciones de mercancías gracias a la relocalización de cadenas de producción y suministro.
Datos del BID calculan que la ganancia potencial a corto y mediano plazos por la reubicación de empresas en México es de 35 mil millones de dólares, equivalente a 2.6 por ciento del PIB, a raíz de nuevas exportaciones de mercancías, por lo que la nación tiene el potencial más alto de la región para beneficiarse de este fenómeno.
El objetivo del nearshoring es acercar la producción a los mercados finales donde se consumirá un producto. En el caso de América, no hay mercado más grande que el de Estados Unidos; así que, como el despliegue de la manufactura en la frontera norte en la década de los años 70, y que aumentó con el Tratado de Libre Comercio de 1994, los parques industriales se asientan en los estados más áridos del México.
Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez y en menor medida otras poblaciones de la franja fronteriza con Estados Unidos concentran el desarrollo maquilador. Las actividades del sector secundario también se centran en Monterrey –donde la escasez de agua para la población no alcanza a las industrias–; en el Bajío; en la intersección de Guadalajara, Jalisco y Michoacán, así como en el estado de México, entidad donde la presión hídrica es “muy alta”.
Por el contrario, el Istmo de Tehuantepec –en el cual se recuperó el proyecto de las Zonas Económicas Especiales con la modernización del transporte ferroviario– aún no cuenta con la infraestructura para asentar ahí una región industrial. A diferencia del resto de las cuencas del país, las de Pacífico Sur, Golfo, Centro, Frontera Sur –por las que pasaría el Corredor Interoceánico– no tienen estrés hídrico, y en la Península de Yucatán es “muy bajo”, de acuerdo con la Conagua.
Menor que en las regiones con graves presiones hídricas, la presencia del sector secundario en el sureste del país se muestra en Oaxaca, donde hay un parque industrial, otro en Chiapas, dos en Veracruz y otro par en Yucatán, muestran los reportes de la AMPIP.
Alfonso Cortez, investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef), explica que las ciudades fronterizas no están preparadas para una explosión industrial, dada la presión sobre los recursos naturales y la falta de aplicación de leyes ambientales.
En entrevista, refiere que las zonas industriales de cada ciudad fronteriza son diferentes una de otra, pero tienen en común el consumo de agua, suelo y energía, lo cual implica efectos ambientales, a lo que suma el manejo de desechos.
Por ejemplo, hace cuatro años se detectó que 50 empresas en Mexicali tenían descargas clandestinas de residuos.
Resolver el problema pasa por un entramado burocrático entre los tres órdenes de gobierno e incluso en los vínculos con autoridades de Estados Unidos.
A lo anterior se suma la falta de personal y recursos de las autoridades federales que dan seguimiento a estos temas, como Conagua y sus organismos de cuencas; incluso por lo obsoleta de la regulación sobre el agua, explica el investigador.
(Con información de La Jornada)