Remedos de cantantes y de políticos
Lo peor es cuando un político imita a su padrino, entonces se vuelve un merequetengue, ya no se sabe dónde empieza y dónde termina la fila de desajustes
ESPECTÁCULOS.
Hoy no canta nada, pero en su apogeo, cantaba como los ángeles. No me refiero a Emilio Lozoya sino a Germaín de la Fuente, excantante del grupo Los Ángeles Negros. Desde 1968 su estilo de cantar se mantiene vivo y la permanencia del conjunto musical chileno depende de los imitadores de este singular tenor de los años 60-70s. Sin los dotes de antaño, De la Fuente, por necesidad, se resiste a dejar el espectáculo y canta en bodas, quinceaños, bautizos y carnes asadas. En México somos tan buenos para imitar, que el primer imitador de Germaín fue el nayarita Ismael Montes, ya fallecido. Como dijo Carlos Monsiváis, “esto no es un homenaje”, sino una simple referencia.
Los mexicanos imitamos, remedamos, falsificamos y choteamos con gran facilidad, tenemos esa cualidad. Somos tan buenos para imitar lo que hacen otros que, un modesto delincuente imita a un narco y ya son dos, estos dos a otros dos y así se van multiplicando hasta crear cárteles y corporaciones delictivas. Lo peor es cuando un político imita a su padrino, entonces se vuelve un merequetengue, ya no se sabe dónde empieza y donde termina la fila de desajustes.
En política, se puede imitar el estilo, pero no el fondo. Es el caso del partido en el poder, Morena. Aunque los electores en 2018 votaron 6 de 6 por la simpatía con el político tabasqueño, Andrés Manuel López Obrador, los que hoy gobiernan gracias a su apoyo y consentimiento, una mayoría no ha dado la talla. Los gobiernos estatales y municipales morenistas no pasan de la medianía, no han tenido éxito en materia económica, social, de seguridad, presentan liderazgos muy limitados y son dominados por el jefe máximo quién en la práctica toma las decisiones.
Los que tratan de imitarlo fracasan, pues para compararse con el tabasqueño tendrían que volver a nacer y empezar a caminar como buen luchador social con una estela de honestidad y austeridad que no es característica de los políticos que presumen de profesionales, por ejemplo: Arturo Núñez Jiménez a quién el propio Obrador consideraba un genio de la administración pública y resultó un fracaso muy costoso para Tabasco.
En Morena escasean liderazgos auténticos y sobran figuras burocráticas que se pelean los reflectores confiados en que la luz del tabasqueño los iluminará, como es el caso de Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Claudia Sheinbaum, entre otros que buscarán la Presidencia en 2024.
Ante la escasez de políticos correosos en Morena dispuestos a sacrificarse por el pueblo en las elecciones de 2021, cofrades del PRI, PAN, PRD y MC, ya andan en tratos para asegurar un cargo público de elección. Tal transferencia reforzaría la idea de un partido único como en los países socialistas y a la vez ocasionaría otro fuerte desplazamiento de morenistas históricos que seguirán en la banca a pesar de que se la jugaron con AMLO.
El problema con el liderazgo absoluto, autocrático por necesidad, es que el poder total significa también responsabilidad total, en caso de un fracaso, carga con todo. Es el riesgo de acumular tanto poder y hacer que todos dependan de sus decisiones.
Una recomendación a los que no usan cubrebocas por imitar al presidente y su gabinete: recuerden que hay niveles y agudas diferencias, ustedes no tienen un médico especialista de cabecera las 24 horas, ni un laboratorio que todos los días personalmente checa su estado de salud y lo monitorea en línea, mucho menos medicamentos especiales por nanotecnología que lo inmunizan a diario ¿A poco creían que así nomás tan campantes? En verdad os digo: no se avienten como El Borras. Pordiositosanto.