Al tiempo todo se acaba y todo vuelve a empezar
Habría que hacer como Renato Leduc, que antes de morir dijo: “todos los días busco mi esquela, para saber si no me he muerto”
VIERNES SOCIAL. A la palabra “tiempo” no le causa ninguna gracia el verso, no rima con nada. Los poetas y estudiosos de la lengua se cansaron de buscar la palabra que rimara con “tiempo” y fue inútil, no tiene consonantes en español que rimen con ella; lo intentaron los lingüistas Arrigo Coen y Francisco Ligouri y nada, quizá por eso les dejaron el paquete a los políticos, los únicos que saben encontrarle la cuadratura al círculo sobre todo cuando se trata de tiempos electorales, y quién mejor para descifrar estos signos que un periodista, poeta y político como Renato Leduc, alvaradeño de lenguaje florido.
Don Renato dedicó una prosa al tiempo que se hizo canción: «Aquí se habla del tiempo perdido que, como dice el dicho, los santos lo lloran», pues estaba muy metido en el calendario y sus insondables designios. El poeta de vida disipada hacía versos de cualquier cosa: “Ya lo cantó el Vate Rabo Verde, con su voz ronca e inhumana, en amor quien pierde gana, en amor quien gana pierde, porque los años vuelan y el tiempo camina, quizá por fortuna, tal vez por desgracia, y tu gran amor se vuelve burocracia”. Antes de morir dijo: “todos los días busco mi esquela, para saber si no me he muerto”. Sabia virtud, de conocer el tiempo…
El tiempo se vino encima. Al pueblo mexicano le quedan cinco meses de espera, en el mejor de los casos, para que llegue la vacuna contra el Covid-19 y evite más contagios y una “Muerte sin fin” como tituló a su famoso poema el tabasqueño José Gorostiza, cuyo nombre lleva la sala de usos múltiples de palacio de gobierno donde hace una semana rindió su macabro informe el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell.
Al presidente de México le quedan cuatro meses para concluir su segundo año de gobierno y 11 para la elección intermedia de julio 2021, la más grande de la historia, en la que se renovarán: la cámara de diputados federal (500 curules) 30 congresos locales (mil 63 diputados), 15 gubernaturas y mil 926 ayuntamientos. Esa debe ser la razón por la que a pesar de la terrible tragedia del Covid-19, los políticos siguen montados en su macho.
¿A quién le conviene que la fuerza de la pandemia se prolongue hasta el próximo año en México? A nadie, ni al gobierno que ha cometido serios errores en su combate. Sin embargo, si la vacuna contra el Covid-19 no llega a México este año, el gobierno de la 4T tendrá pretextos para suspender las elecciones intermedias de julio 2021 y desplazarlas hasta 2022.
A un mes de la histórica reunión del presidente de México con el de EU en la Casa Blanca, Donald Trump, después de aceptar y exhortar al uso patriótico del cubrebocas, propuso el miércoles suspender las elecciones presidenciales de noviembre y realizarlas hasta que la pandemia ceda y los electores puedan acudir personalmente a votar en las casillas para evitar fraude.
La propuesta de Trump de suspender las elecciones en EU se identifica con la insistencia de Obrador de que meterá las manos en las próximas elecciones para evitar el fraude.
El desencanto de gran parte de la población por el desempleo brutal, la falta de inversión, la crisis económica acentuada antes de la pandemia, el pésimo manejo del sector Salud y de la crisis sanitaria por el gobierno de la 4T, abren la expectativa de que la oposición recupere espacios y sirva de contrapeso al poder presidencial a pesar del caso Lozoya que se diluye en una maraña de supuestos.
Sin embargo, al gobierno de la 4T le cayó como “anillo al dedo” la pandemia, para aplazar, sobre todo, la renovación del poder legislativo federal. El uso generalizado y obligatorio del cubrebocas podría salvar las elecciones, pero el gobierno federal prefiere la anarquía para que la pandemia se prolongue. Los malos ejemplos de funcionarios, sus familiares y fanáticos de no usar cubrebocas ni guardar la sana distancia, lo confirman. ¿Necedad criminal?
Como dice el refrán, dar tiempo al tiempo. Pordiositosanto.