De crímenes, culpas y disculpas en el México 2022

Como sabrán la mayoría, a finales de junio pasado asesinaron a un par de sacerdotes jesuitas y a un guía de turistas en Chihuahua, a raíz de ello los medios locales y nacionales han dado amplia cobertura al hecho, pero a pesar de las manifestaciones, opiniones, señalamientos, acusaciones y exigencias, solo han sido detenidas personas relacionadas con el hecho pero no el autor material.

Me conmueven los asesinatos de hombres, mujeres y niños y me llama la atención la polarización de quienes opinan, entiendo que las redes son para publicar cualquier cosa, opinión, tontería o mentira, pero me preocupa la ligereza con la que juzgamos a priori, sin saber poco o nada de la vida de las víctimas; me parece terrible que al publicar una nota sobre asesinatos alguien opine «eso no es nada, en tal lugar matan a más», o que haya quienes se quejen airadamente porque la gente se conduela ante un homicidio como si fuera competencia, como si nos estuvieran acostumbrando a ver cada vez más muertos, cada vez más violencia para que se normalice y llegue el momento en el que ya no nos quejemos.

Me parece gravísimo que como sociedad caigamos en el nefasto juego de las autoridades que lo primero que hacen es criminalizar a los muertos, porque lo más fácil es decir «fue un ajuste de cuentas» que investigar y esclarecer las miles de muertes y desapariciones en todos los estados y a nivel nacional. Me parece gravísimo que seamos nosotros mismos, la sociedad, quienes justifiquemos las muertes violentas»; «por eso los mataron»; o cuando hay feminicidios: «¿cómo andaba vestida?» «¡con quien andaría que acabó así!»…

Y cuando son hombres: «a nadie matan así nada más… en algo andaban».

Por favor, antes de hablar o de opinar para condenar a quienes mueren de manera violenta, detengámonos un momento y pensemos, ¿los más de 130 mil muertos en lo que va de este sexenio eran delincuentes?

Sin duda entre esos decesos hay involucrados con el crimen organizado, ¿pero más de 130 mil?

No señoras y señores, no seamos nosotros quienes condenemos doblemente a los asesinados y desaparecidos, no justifiquemos la violencia, no lo hagamos por el bien de las víctimas, por el bien de sus deudos, por el bien de todos…