Sismos, sociedad, medios y gobiernos

El reciente sismo de magnitud 7.1 ocurrido en el centro del país, que afectó principalmente a los estados de México, Puebla, Morelos, Guerrero y Ciudad de México, así como el sismo magnitud 8.2 ocurrido el 7 de septiembre, y que afectó sustancialmente a Chiapas, Oaxaca y Tabasco, han tenido una distinta cobertura en los medios, una respuesta diversa por parte de la sociedad y de los gobiernos.

La sociedad

La sociedad en los estados del sur y sureste del país, la más empobrecida por el sistema económico y político, ciertamente está acostumbrada a una cultura propia de usos y costumbres además de las políticas asistencialistas por parte del gobierno y así actuaron ante las miles de casas dañadas.

En el centro del país, los ciudadanos se volcaron a las calles para brindar ayuda, desde los voluntarios para rescatar a las personas atrapadas, los que recogían escombros, quienes llevaban herramientas, medicamentos e incluso agua y alimentos.

Tampoco faltaron quienes, aprovechando la confusión, se sucedieron asaltos y hubo quienes fueron a ver qué podían robar e incluso se reporta un intento de violación en uno de los sitios de desastre en la Ciudad de México.

Los medios

A diferencia de 1985, cuando los medios se dedicaron más a cubrir los eventos en la medida que la tragedia se iba mostrando, el sismo de 2017 mostró a las televisoras de rapiña tratando de ganar la mayor audiencia, aunque en un inicio se pretendió minimizar los hechos, finalmente cayeron en una cobertura grotesca y exagerada.

Peor aún, se pretendió desincentivar la participación de los ciudadanos cuando eran los únicos que estaban durante las primeras horas en los edificios derrumbados, tratando de auxiliar a las víctimas.

Incluso, después de la llegada de los policías, marinos y soldados, no se entendería el rescate de decenas de personas, sin la participación de la sociedad organizada de manera espontánea y de las agrupaciones civiles no gubernamentales.

Muy notoriamente, las televisoras se esmeraron en presentar una situación idílica entre los gobernantes y los gobernados. Dieron a los políticos una ventana de oportunidad invaluable para mostrar la solidaridad con los habitantes e, invariablemente, solo demostraron el ánimo de medrar con la desgracia.

Y lo más lamentable, desde mi punto de vista, fue la dramatización de los hechos (ya de por sí trágicos) a nivel de espectáculo por parte de las televisoras (Televisa, Azteca e Imagen).

Entre los medios impresos destaca la exuberante cobertura de Diario Reforma y la muy seria y objetiva de El Financiero.

Capítulo aparte merecen las redes sociales

Como parte de la actualidad, las redes sociales asumieron un rol preponderante al difundir videos e imágenes de los efectos del sismo, de las necesidades más urgentes y desafortunadamente, también hubo quienes publicaron ‘fakenews’ de manera dolosa y muchos cayeron en la trampa de hacerlos circular.

Una cuestión fue la utilización de maquinaria para una rápida remoción de escombros: se entiende la acción en los casos de rescate de víctimas (vivas o muertas).

Una vez hecho esto, lo procedente es la evaluación de peritos acerca de las condiciones precisas que llevaron al colapso o daños estructurales en las edificaciones. Y entonces sí, proceder a la recoja de escombros.

Otro caso fue el de Xochimilco, donde la ayuda gracias a las redes sociales pues la mayoría de los grupos de apoyo se concentró en la zona centro.

La cuestión de los gobiernos

Sobre la comunicación institucional de los gobiernos de las entidades federativas afectadas por el temblor, lo primero que cabe mencionar es la actuación de Protección Civil y el sistema de Salud, llámense IMSS, ISSSTE, SSA, Pemex y algunos hospitales privados. Además de CFE y las instituciones de seguridad.

Lo segundo es la información precisa y la actualización de los datos en la medida que se iban registrando. Bien también por el Plan Mx, cuya puesta en marcha ayudó a jerarquizar y dar orden a todas las acciones.

Lo tercero es el excesivo protagonismo de los actores políticos, desde el presidente Enrique Peña Nieto hasta el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, los gobernadores de Puebla, Morelos, Estado de México, Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Tabasco.

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