Montan PRI y gobierno ola populista antidemocrática
A la gente le dijeron que el dinero destinado a los partidos políticos era un desperdicio y la gente lo creyó. Les dijeron que tener 300 diputados de mayoría relativa y los 200 legisladores plurinominales, así como 128 senadores era un exceso y la gente lo creyó.
Esta estrategia de las élites política y económica ya había sido implementada anteriormente mediante una propuesta legislativa para reducir 50% el total de los legisladores, cosa que no prosperó, pero ahora está de regreso con más fuerza, aprovechándose de la tragedia del sismo y su explotación mediática.
Lo cierto es que disminuir el número de diputados y senadores implicaría un retroceso en la democracia al reducir el número de legisladaores que nos representarían en el Congreso de la Unión, además de debilitar el tenue equilibrio de fuerzas políticas en el país.
Del mismo modo, el gobierno aprovechó el sentimiento popular negativo hacia la política y los políticos para incrementar la percepción de que la inversión en los partidos era innecesaria. Así que ahora se lanza una iniciativa arrolladora para quitar el financiamiento público a dichos institutos.
Para cualquiera debería ser evidente que retirar los recursos públicos es entregar el poder político al sector privado (lícito o ilícito) y no es que antes estuvieran ajenos. Las aportaciones de empresarios y delincuentes siempre han estado allí, pero eran, por decirlo así, complementarias. Dejarlos como única posibilidad sería fomentar, todavía más, la corrupción.
Por si tienen alguna duda del objetivo de las acciones delineadas, basta ver la monopolización de la ayuda privada por la élite empresarial y de la ayuda pública por parte del Ejecutivo.
Por un lado, el sector privado busca que todas las aportaciones de las personas físicas y morales para auxiliar a los damnificados por el sismo, sean concentradas en un fideicomiso administrado por ellos mismos, los miembros de la cúpula empresarial.
Por el otro, el gobierno busca aprovechar la tragedia sísmica para posicionarse como el gran benefactor al arrogarse todos los recursos del erario disponibles mediante la vía presupuestal y, al mismo tiempo, dejar sin esa posibilidad a los opositores al sistema.
Por si fuera poco, el INE ha dispuesto que un porcentaje de los tiempos de los partidos se destine a promocionar, sí ya adivinó usted, cuestiones de Protección Civil y de organizaciones civiles.
Como dijo un representante partidista ante el INE: “A río revuelto ganancia de pescadores, el PRI quiere que los partidos no tengan dinero, ni espacios en radio y televisión o (legisladores) plurinominales. Esa es la verdadera cara autoritaria del PRI”
La cancelación de dinero del erario a los partidos o la supresión del 50 por ciento de los legisladores es populismo puro, medidas que los medios masivos oficialistas y los troles en las redes sociales aplauden, pero van en perjuicio directo de la democracia, es decir, de la mayoría de los mexicanos.
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