La unidad, ¿factor clave en la 4ª transformación?

En cualquier proyecto, los participantes necesitan tener claras las metas a alcanzar y la participación que cada uno tiene en relación a los objetivos planteados.

Una parte esencial es la definición del número de ítems a cubrir, su extensión temporal y los responsables de ello.

En lo que ha sido esta etapa de transición entre el gobierno entrante y el saliente, el presidente electo ha dado tal cantidad de pistas que difícilmente se puede seguir el camino y mucho menos saber a ciencia cierta a dónde conducirá todo.

En su reunión con la clase empresarial de Nuevo León, por ejemplo, resalta la importancia de la unidad para sacar adelante el país. Y pareciera que esta se busca a toda costa, lo cual podría muy saludable para la vida política y económica de las élites, pero no así de la población en general.

También menciona López Obrador la cuestión del presupuesto 2019, en donde no habrá grandes cambios, sino que se eficientará el gasto vía la reducción de los excesos acostumbrados durante los gobiernos del PAN y del PRI.

Luego reitera la necesidad de reconciliación y unidad para, dice López Obrador, “sacar a México del atraso, de la crisis, si todos nos unimos y ponemos por delante el interés de la nación”.

El problema de origen

Lo óptimo sería pues que empresarios, políticos, religiosos y ciudadanos en general, trabajáramos unidos por el bienestar general.

El problema es que, por la hasta ahora visto, cada quien busca su beneficio personal sin importarles nada ni nadie más.

Hablar de los próximos políticos opositores: PRI, PAN, PRD, PVEM, Convergencia, entre otros, evidencia que esto no es así. Ellos van a buscar su propia conveniencia.

Igualmente, los empresarios que sean favorecidos por el nuevo gobierno tenderán a poner piedras en el camino al gobierno progresista entrante.

Y aquellos ciudadanos que no votaron por López Obrador, no tendrán más motivación que la resultante de lo que haga el próximo gobierno en materia de economía, seguridad, violencia, corrupción, salud, educación, entre otros rubros.

Si estrechamos el círculo de unidad, pues quedarían loa aliados electorales, es decir PT y PES, pero las agendas de ambos tenderán a separarse en la medida que avance el sexenio.

Ya desde ahora podemos observar los desencuentros en el Congreso de la Unión entre petistas y morenistas o entre los del PES y el propio Movimiento de Regeneración.

Otro tema que resalta es el de la inseguridad, donde no se ven avances ni se conocen atajos para abatir a corto plazo, la violencia, la corrupción y la impunidad.

La tarea de hacer realidad es magna y la única manera de llevarla al cabo es mediante la participación ciudadana masiva en la tarea de gobierno.

Si se quedan en su nube, Morena, PES y PT acabarán teniendo un descalabro mayúsculo en perjuicio de todo el país y de los mexicanos.

Casi está por demás decir, pero debo hacerlo, que la viabilidad de la Cuarta Transformación descansa sobre los hombros de la juventud mexicana cuya energía deberán canalizar por la vía pacífica y excluir la violencia como medio de cambiar el país.

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