La frustración de Peña y sus lacayos
La frustración del presidente Enrique Peña Nieto se debe a su constante fracaso durante su gestión de gobierno pues incluso, la joya de la corona, las reformas estructurales han resultado motivo de escarnio por su falta de éxito.
Una de sus mayores frustraciones es que a pesar de gastar decenas de miles de millones de pesos en comunicar sus buenas noticias, la gente ya no se deja engañar, si no por otra cosa, porque la realidad desmiente la propaganda oficialista.
En la columna Estrictamente Personal, publicada por El Financiero, Raymundo Riva Palacio esconde un ataque contra algunos de los pocos medios críticos del país (Reforma y Sopitas) y externa su defensa de Peña Nieto.
El columnista asume como verdades dos mentiras de la campaña publicitaria del IV Informe peñista: 1. Que las “buenas noticias” del gobierno federal no son transmitidas cuando todo mundo está harto de los noticieros televisivos y radiofónicos, así como periódicos y revistas que se dedican día a día, hora tras hora y minuto a minuto, y 2. Que las malas noticias se exageran, justo cuando pasa todo lo contrario, pues la mayoría de los medios minimizan o de plano excluyen cualquier información medianamente crítica.
Por si fuera poco, Riva Palacio nos dice que el pobre Peña Nieto es objeto de una campaña en su contra que pretende desplazarlo de la presidencia, cuando lo que hay es una gran disconformidad social por la pésima gestión y ciertamente abundan las demandas, particularmente en redes sociales, que exigen la renuncia del mandatario.
Para concluir, debo decir que The Guardian efectivamente retiró la nota sobre el caso Pierdant donde se argumentaba otro presunto conflicto de interés de la presidencia (Es decir, cumplió con el derecho de réplica y de igual modo lo hicieron los medios nacionales), tema que por cierto da para mucho más. El experimentado Raymundo Riva Palacio que habla de dos tipos de periodismo: el de criterios éticos y el de militancia, no debería esconder su verdadera militancia.
