La crisis de las instituciones: México, Venezuela y Argentina

Dada la situación que atraviesan estas naciones latinoamericanas, resulta evidente que las instituciones democráticas se encuentran en una severa crisis en relación a la inseguridad, la política, la economía, la corrupción, la violencia, entre otras.

En cuanto al gobierno del presidente Mauricio Macri en Argentina, podemos ejemplificar con el caso de la Procuradora Alejandra Gils Carbó, quien acusó al mandatario de buscar destituirla como jefa de los fiscales del país austral mediante un decreto, al “estilo Nicolás Maduro”.

El gobierno derechista de Macri pretende violentar las instituciones imponiendo su voluntad contra la ley y las instituciones argentinas para quitar de en medio a una procuradora que no se inclina ante el poder presidencial (no como los funcionarios en México).

Respecto a Venezuela, el presidente Nicolás Maduro ordenó la destitución de la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, quien se rebeló a las instrucciones del mandatario venezolano en cuanto estas rebasaron el ámbito constitucional, en cuyo caso obviamente ya no estaba obligada a obedecer.

Entre varias actuaciones controvertidas, Luisa Ortega instruyó a los fiscales anticorrupción investigar los recursos utilizados por el chavismo, lo cual desató la ira del presidente Maduro cuya reacción fue atacar nuevamente la normalidad institucional como ya lo había hecho contra la Asamblea venezolana.

En ambos casos (uno de izquierda y uno de derecha) las instituciones democráticas son socavadas por quienes fueron elegidos para velar por un desarrollo social equilibrado en beneficio de las mayorías.

¿Y México? Paradójicamente, un gobierno de centro encabezado por un partido que se dice adalid de las instituciones, las socava mediante la corrupción sistémica del aparato de gobierno en sus tres órdenes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Por sí misma, la corrupción sería insostenible, por eso va acompañada de la impunidad. El presidente Enrique Peña Nieto; el ex secretario de Hacienda (ahora de Relaciones Exteriores) Luis Videgaray; y más recientemente el de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza (por no mencionar a ex gobernadores), son casos concretos.

En nuestro país, las instituciones democráticas sucumben por la abyección de los funcionarios que, en lugar de trabajar a favor de los ciudadanos, se asumen como siervos del mandatario en turno sin importarles la ley, mucho menos la justicia.

Ante las fallas de algunas de las democracias en América Latina, la salida no es rendirse y encaminarse a la dictadura como han hecho algunos países de Centro y Sudamérica o el intervencionismo extranjero, o una Ley de Seguridad Interior como la que se pretende en Mexico.

Los venezolanos tendrán que resolver si dejan en el poder a un gobernante que ha desvirtuado las ideas de izquierda y pretende romper el orden constitucional vigente en su país.

De igual manera, los argentinos poseen la prerrogativa de darle más poder a quien les está quitando sus derechos y empobreciendo más o ejercer su poder en las urnas en los próximos comicios legislativos para acotarlo.

Por nuestra parte, los mexicanos tendremos una nueva oportunidad para depurar las instituciones nacionales mediante el voto en el proceso electoral 2018.

Más allá de las denuncias en redes sociales, de las manifestaciones, de las quejas en privado, hay que participar, hay que expresarse en las urnas, es allí donde se puede acabar con la impunidad, la corrupción, la violencia, la inseguridad, la pobreza, la injusticia…

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