Insuficiencia alimentaria de México y Tratado de Libre Comercio de América del Norte
El diagnóstico es claro y preciso: el fracaso en la producción de oleaginosas, particularmente de maíz, frijol, y trigo es “en gran parte derivado de un abandono y carencia de una visión integral, pues el TLCAN no logró homologar costos financieros y de producción”, señala el reporte del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados.
Desgraciadamente, es uno de los efectos negativos del TLCAN para los campesinos mexicanos, para los consumidores y para la economía, pues lo que no se produce hay que comprarlo al extranjero a un alto precio.
Otra de las consecuencias derivadas de las de las malas políticas públicas dirigidas al agro nacional es la pobreza en las zonas donde siembran esas gramíneas, pues mientras en Estados Unidos hay elevados subsidios para los sembradores, en México se hayan en un abandono prácticamente total.
La diferencia entre EU Y México es evidente: cultivar una hectárea en México resulta 300 por ciento más caro que en Estados Unidos, esto es, mientras en México cuesta 79.68 dólares por hectárea, en Estados Unidos se pagan 19.89 dólares por hectárea.
Tanto los negociadores del TLCAN como el conjunto del gobierno mexicano sabían cómo iban a estar las cosas, tal como lo señala a El Financiero, Gloria Abraham, representante para México del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, quien apuntó que este escenario se vislumbró así desde que iniciaron las negociaciones del TLCAN.
Y esto es de lo se acusa a los gobierno del PRI y PAN, es decir negociar un tratado que ha traído perjuicios económico y social para los mexicanos, sin que hagan nada para subsanar el problema. No se trata de estar en contra del tratado, sino de establecer negociaciones equilibradas para que los sectores débiles del país puedan fortalecer y no, como sucede, terminen subyugados por la condiciones de producción y comercialización.
El daño no para ahí, al final, quienes pagan las consecuencia son los habitantes porque se pierden empleos, capacidad económica que derivan en una pésima alimentación que afecta el desarrollo físico biológico de los infantes.