INE en busca de la legitimidad perdida
Tiene razón Julio Hernández cuando comenta que la promoción anticipada en los medios de comunicación tradicionales e incluso en las redes sociales no es nada nuevo, lo que es novedoso es que el INE pretenda ejercer como censor de estas expresiones propagandísticas.
Y el problema es que como autoridad electoral simplemente debería actuar de acuerdo a las leyes vigentes y sancionar a empresas, aspirantes y partidos si ha lugar y dejar de hacerse auto propaganda con actuaciones contra los adelantados.
Lo único que se colige de las determinaciones del INE es que pretende ganar un poco de credibilidad para el instituto que la perdió de origen por los nombramientos de los consejeros y luego, por las decisiones a favor del PRI y PVEM en recientes procesos electorales.
He aquí el texto de la columna Astillero de Julio Hernández:
Aún no empieza la contienda oficial y ya está el árbitro rebasado por quienes ni siquiera son contendientes formales. A lo largo del país se reproducen formas tramposas de propaganda en favor de presuntos precandidatos a la Presidencia de la República y, a pesar de que el Instituto Nacional Electoral (INE) ha girado instrucciones «precisas» para que sean retiradas algunas de esas expresiones mañosas, los políticos en juego ni por enterados se dan.
Rafael Moreno Valle y Graco Ramírez, gobernadores de Puebla y Morelos, respectivamente, han utilizado la treta de dar entrevistas a medios de comunicación que normalmente tienen una circulación muy focalizada y que, de pronto, cuentan con recursos para contratar espacios espectaculares para promover portadas en las que destacan las fotografías de los mandatarios en cuestión, con encabezados laudatorios de sus gestiones estatales.
El engaño ni siquiera es novedoso, pues en anteriores comicios se ha practicado, pero en esta ocasión el temprano derroche de recursos, la adulteración del sentido informativo y el reporte internético de localización geográfica de esos anuncios a lo largo de la República han llevado al INE a ordenar que sean suspendidas las maniobras, sin que los involucrados se esmeren en cumplir tales instrucciones, dejando público testimonio de la incapacidad práctica del tal INE (a pesar de los cuantiosos recursos públicos que consume) para hacerse valer.
En el colmo de la desfachatez, el panista que gobierna Puebla, el citado Moreno Valle, se ha envuelto en la bandera de la libertad de expresión y las libertades políticas para hacerse más promoción de la que el INE le ha instruido para que deje de hacerla, pues alega que le están impidiendo expresar sus aspiraciones periodísticas en entrevistas de prensa. Responsable político de múltiples acciones represivas en Puebla, ejecutante de políticas favorables a las élites y brioso violador de libertades, Moreno Valle se hace pasar ahora como víctima de maquinaciones burocráticas federales que afectan a él y, oh, además de censurarle, violan sus garantías individuales.
Moreno Valle, más que enfrascarse en discutibles estrategias de posicionamiento como precandidato presidencial, debería atender la grave situación de inseguridad pública que vive actualmente Puebla, cada vez con más asaltos, secuestros y asesinatos, mientras el mandatario saliente se dedica a cuidar su imagen política y a tejer una eventual postulación presidencial (el autor de estas líneas considera que, en realidad, RMV busca colocarse como contrincante negociado para aparentar «contienda democrática» panista que terminará «ganando» Margarita Zavala, con posterior premio de consolación para el poblano acomedido).
Cierto es que Moreno Valle no es el único aspirante a una candidatura presidencial para 2018 que está en abierta campaña. Andrés Manuel López Obrador inicia faenas para la siguiente elección en cuanto termina la anterior, y no hay en el escenario nacional un personaje que haya aparecido con más constancia en fotografías, carteles, audios, videos y declaraciones a los medios, en condición de virtual candidato presidencial, que el tabasqueño, quien llegó a establecer en 2015 que los aspirantes a cargos de elección popular de Morena deberían tomarse fotografías con él como obligado acompañante, en promoción electoral de uno y otro.
Por su parte, Margarita Zavala Gómez del Campo también está en abiertos trabajos de proselitismo, a través de una fundación creada especialmente para esos propósitos, y su fraseo cotidiano es el de una candidata en campaña.
Bueno, hasta el secretario federal de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien debería ser obligada referencia de ecuanimidad y prudencia políticas, se ha permitido la ligereza de promover sus logros en las carreteras, aún sin restricciones legales, de las redes sociales.