Gatito o Tigre, he ahí el dilema
Los escenarios tras convertirse Donald Trump en presidente electo de Estados Unidos podemos pasar a la siguiente fase: plantear qué es lo que podrá hacer de todas las cosas que vociferó durante su campaña.
El triunfo del ‘facistoide’ republicano me hace pensar en la Europa de los años 30 del siglo pasado cuando una pasmada izquierda alemana veía cómo Adolfo Hitler asumía el mando en ese país y los países vecinos reconocían su triunfo y aunque sabía de su peligrosidad lo dejaron avanzar hasta que dio lugar a la mayor masacre humana de la historia.
Sin embargo, América no es Europa, ¿o sí?
Por otra parte, El Senado y la Cámara de Representantes jugarán su papel y tendrán la responsabilidad de mantener al sujeto dentro de límites razonables, aunque cabe mencionar que el poder nuclear estará en manos de Trump y los generales aman la guerra.
En este sentido, Trump sería el instrumento de las fuerzas armadas y de las empresas que viven, y viven muy bien, de la fabricación y venta de armas a todas las partes en cualquier conflicto.
O tal vez sería, como han sido los últimos veinte presidentes de Estados Unidos, otro fiel servidor del statu quo civil donde los que mandan son las grandes corporaciones financieras, comerciales e industriales.
Dicho de otra manera, seguirían explotando a la mayoría blanca, lo mismo que a las minorías raciales latinoamericanas, asiáticas o africanas; e incluso a las mayorías religiosas.
En última instancia, se puede convertir en el mejor de los presidentes que hayan tenido los Estados Unidos de América y el mundo entero.
Por cierto, no hay que desestimar las protestas surgidas tras el “triunfo” del Donald, después de todo el “humilde” discurso conciliador tiene una razón de ser: no vaya a pasar que los ánimos de justicia se adueñen de las calles y los extremismos tomen la palabra.