El caso Veracruz, los acuerdos más oscuros
Cuando Miguel Ángel Yunes Linares fue llamado a la Ciudad de México para reunirse con el presidente Enrique Peña Nieto no fue para felicitarlo por su triunfo acaecido meses atrás, fue para frenar al gobernador electo de Veracruz en el caso del ex gobernador Javier Duarte.
La prueba fehaciente de este aserto es lo acontecido en el Congreso veracruzano donde PAN y PRD se aliaron de facto con el PRI.
¿Con cuáles argumentos fue convencido Yunes? Básicamente con la acusación en su contra establecida por el propio ex mandatario Duarte de Ochoa (¿plan con maña?) ante la PGR. Pero también con la mega crisis económica que afronta la entidad. Y en tercer lugar, con la “rebelión” de los presidentes municipales que demandan recursos.
La lógica política indica que si realmente se pensara combatir la corrupción, Migue Ángel Yunes Linares (PAN-PRD) habría propiciado la alianza con los diputados de Morena para poder contar con la mayoría en el Congreso local.
Que la diputación saliente fuera cómplice de Duarte es evidente, pero que lo sea la actual legislatura demuestra que no existe una voluntad real de combatir la corrupción y únicamente se trata de darle un poco de circo a la gente.
Al menos cinco de los ex colaboradores de Duarte cuentan desde el fin de semana con fuero, y lo más seguro es que no se proceda contra ellos, como no se hizo antes de que asumieran su encargo que les confiere inmunidad.
Así que si los veracruzanos tienen hambre y sed de justicia, tendrán que conformarse con los peces pequeños.
Desafortunadamente, el esquema se repite en varios estados del país donde los políticos responsables de diversos delitos ni siquiera son acusados.
¡Ah!, pero el PRI se quiere lavar la cara diciendo que no son corruptos.
