Vivir de fiado para no morir por la carestía de alimentos
Además de pedir prestado han disminuido la cantidad de artículos que compran para satisfacer su demanda de alimentos
Ciudad de México. Para afrontar el alza de precios en algunos productos de la canasta básica, algunas familias han recurrido a pedir prestado –dinero o en especie– y disminuir la cantidad de artículos que compran para satisfacer su demanda de alimentos.
Es el caso de Angélica, quien se ha visto obligada a pedir fiado “en la tienda de la esquina jamón, pan o huevo”, por ejemplo, y pagar en la siguiente quincena. Comentó que se emplea como trabajadora del hogar, tiene dos hijos y a pesar de que su esposo labora en un estacionamiento, los ingresos que perciben ambos últimamente son insuficientes, “no llego a la quincena”.
Rosario vive una situación similar; señaló que “con la inflación he tenido que dejar de adquirir algunos artículos o llevar menos”. Por ejemplo, explicó en entrevista, antes “compraba una caja de leche (con 12 piezas) y ahora me llevo nueve o 10 litros. Además, dijo, mientras el plan blanco de caja lo adquiere en una tienda de abarrotes en 40 pesos, en el supermercado su precio se eleva a 42 y hasta 44 pesos.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas presentaron una variación anual de 12.52 por ciento y contribuyeron en 3.4 puntos a la inflación general del mes de mayo de 7.65 por ciento.
Además, al primer trimestre del año, 38.8 por ciento de la población (49.8 millones de personas) se encuentra en pobreza laboral; es decir, el ingreso no alcanza para que cada uno de los integrantes del hogar acceda a la canasta básica alimentaria, indican cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
Rodolfo de la Torre, director de movilidad social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, consideró que “hay una afectación importante al ingreso real de los hogares mexicanos por la inflación”.
Los hogares de bajos ingresos destinan hasta 50 por ciento del ingreso mensual a la canasta básica alimentaria y 99 por ciento a la no alimentaria (transporte, vivienda, vestido), añadió Axel González Gómez, especialista en temas presupuestarios.
Para un hogar de dos personas en el primer decil (ingresos bajos) “apenas les alcanzaría para comprar dos canasta básicas alimentarias; pero en un hogar de tres o más miembros ya no es posible”, indicó.
“El problema es que se podría disminuir la cantidad de alimentos que se consumen, lo que arrojaría una situación de carencia alimentaria en los hogares de menores ingresos.”
(Con información de La Jornada)