Vivimos en la región más desigual del mundo: Cepal
Para cerrar las brechas de la región se requiere una nueva economía política y un pacto global, afirmó la doctora Honoris Causa por la UNAM
Abatir la desigualdad en América Latina y el Caribe, que es la región más desigual del mundo, lograr avance económico y fomentar la sostenibilidad ambiental, propuso Alicia Bárcena Ibarra, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y doctora Honoris Causa por la UNAM.
En la conferencia magistral Cambio de Época y Nuevo Modelo de Desarrollo: la Interpretación Estructuralista, ofrecida a propósito de su investidura, señaló que el desencanto y el enojo en nuestra región presenta un punto de quiebre respecto a la continuidad de un modelo que se asocia a tres décadas de concentración de la riqueza y deterioro ambiental con insuficiente crecimiento.
En el Auditorio Narciso Bassols de la Facultad de Economía, acompañada por el secretario general Leonardo Lomelí; los directores de las facultades de Economía y Ciencias, Eduardo Vega y Catalina Stern, respectivamente, así como del titular del Instituto de Investigaciones Económicas, Armando Sánchez, Bárcena destacó que la cultura del privilegio naturaliza jerarquías sociales y enormes asimetrías de acceso a los frutos del progreso, la deliberación política y los activos productivos.
“La cultura del privilegio naturaliza las desigualdades, la discriminación y aborda la equidad y no la igualdad con un enfoque asistencialista y no de empoderamiento”, aseveró.
Brechas externa, social y ambiental
Asimismo, subrayó que la región enfrenta tres brechas: la del equilibrio externo, la del social y la del ambiental.
La tasa de crecimiento con equilibrio externo se refiere a aquél que no aumenta el endeudamiento con relación al producto interno bruto (PIB) a lo largo del tiempo; determina un techo para el desarrollo que puede ser mantenido. “Depende del crecimiento del centro, porque hay mayor demanda de importaciones desde la periferia”, detalló.
El término centro-periferia se refiere a las desigualdades sociales y económicas y su desigual distribución espacial, especialmente en el ámbito mundial, hablándose de países centrales y naciones periféricas.
En el caso de la región latinoamericana y del Caribe, la estructura productiva sólo permite una tasa de crecimiento con equilibrio externo muy pequeña.
La que se da con equilibrio social es la indispensable para reducir la heterogeneidad estructural (absorbiendo el desempleo y el subempleo en la periferia), disminuir la desigualdad y consolidar la estabilidad de la democracia política. “Parte de la reducción de la desigualdad se logra con políticas sociales, pero el crecimiento también es clave”.
Dijo que la tasa de crecimiento del PIB para la región debería ser de cerca de cuatro por ciento, si al mismo tiempo hubiera grandes mejoras en la distribución del ingreso y las políticas sociales.
La tasa de crecimiento con equilibrio ambiental, detalló, es la que respeta los límites del planeta y lo protege para las futuras generaciones. “La frontera ambiental centro-periferia indica cuánto puede crecer la periferia, dada la tecnología y el crecimiento del centro, sin destruir el orbe”, afirmó.
Recomendaciones
Para cerrar las tres brechas y lograr convergencia entre las tasas de equilibrio externo, social y ambiental, sostuvo, se requiere una nueva economía política y un pacto global.
Además, implementar políticas industriales y tecnológicas en la periferia que promuevan la rápida difusión, adaptación y mejoras sobre la tecnología de frontera del centro; inversión pública y regulación que oriente el avance de la región como dimensiones claves en la redefinición del estilo de desarrollo, nuevos patrones de consumo consistentes con los límites del planeta y un marco de gobernanza internacional compatible con las metas que la comunidad internacional se dio a sí misma por medio de la Agenda 2030, las negociaciones en torno al cambio climático y el concepto de responsabilidades comunes.
(Con información de Gaceta UNAM)